miércoles, 11 de julio de 2012

Que empiecen las votaciones!!!

Bueno tributos aquí tengo todas las ideas que me habéis mandado.
Empecemos.

1. "A mi se me ocurre que a Madge le puede gustar Gale y Gale puede empezar a sentir algo por Madge, y empiezan a hacer cosas juntos, aunque nada comparado con lo que siente por Katniss" Laura


2. "Yo he pensado en que, como siempre, todo gire en torno a katniss,  pero en su ausencia, un día que estaba en el bosque, en su punto de encuentro, está alguien que es casi igual a katniss, y Gale se hacerca a Sara(la chica) por su parecido" Mimoego


3. "A mi se me ocurre q la chica esa coney esta locamente enamorada de Gale tan loca q cuando gale le confiesa su amor por katniss esta lo secuestra para q sea solo suyo y ya bueno luego el escapa y demas." Atte


4. "Cuando llego a casa me encuentro a mi madre hablando con la madre de Katniss, al entrar ambas se giran. Mi madre me hace una señal para que entre y cuando lo hago se va. Me pregunto qué ocurre, lo primero que se me viene a la cabeza es que a Katniss le haya pasado algo, que la carta del Capitolio anunciando el regreso del cuerpo sin vida del tributo haya aparecido en el buzón de su casa. Mi cara de preocupación parece que la asombra y con una sonrisa me dice tranquila que Katniss está bien, por primera vez tengo ganas de sonreír de verdad, por primera vez pensé que realmente la perdía. Si Katniss está bien no entiendo que hace aquí, y como veo que ella está esperando algo la pregunto intrigado.
-¿Qué ocurre?
-No pasa nada malo –me relajo al oírlo y veo que saca una carta, esta algo arrugada pero la extiende y me la da- tres días antes de la cosecha Katniss se despertó gritando, cuando la pregunte que le había ocurrido no quiso contestarme. La di una infusión para que se calmase porque estaba temblando, sus ojos estaban tristes, mostraban el miedo. Se acostó y la arrope, cuando lo hice aún temblaba pero necesitaba descansar. A la mañana siguiente me dio esta carta, lo único que me dijo fue que le prometiese que te iba a dar esto, pero solo si iba a los Juegos, y solo si sobrevivía al primer día. – con un hilo de voz intento decirle algo pero no me sale nada, aún así ella se adelanta y contesta a mi pregunta – No sé lo que pone, pero estoy segura de que para Katniss era muy importante, cógela, yo tengo que ir a cuidar de Prim.
Se va, vacilante miro la carta que tengo entre las manos. Intento averiguar que pondrá porque no me atrevo a abrirla. Me dirijo hacia mi cuarto, me tumbo en la cama y cierro los ojos. Cuando me despierto sobre las tres de la mañana todavía tengo la carta en la mano. Dudo un momento pero acabo abriéndola, nada más verla sé que es de Katniss, su letra es tan hermosa… Me lo pienso dos veces y empiezo a leer.
Hola Gale,
 Cuando leas esto yo estaré en la Arena, seguiré viva, aunque no me preguntes cómo lo he hecho, seguramente haya sido suerte. Espero que estés cuidando de mi familia, y que no estéis pasando hambre por mi culpa. Esta noche he soñado que salías en la cosecha Gale, que salías y que yo no podía hacer nada, la imagen se repetía una y otra vez hasta que te metían en el Edificio de la Justicia. El resto del sueño prefiero evita contártelo, yo me pongo mala solo de recordarlo. Cuando me desperté estaba empapada, mi madre apareció diciendo que había gritado. Y yo sé porque lo he hecho, he gritado porque perdía algo muy importante para mi Gale. No perdía a mi mejor amigo, ni a mi compañero de caza, perdía la oportunidad de decirle lo que sentía, porque esta noche Gale me he dado cuenta de que te quiero, que te quiero de verdad. No me importa negarlo, estoy en la Arena y no sé cuanto voy a durar. Quiero tener esperanzas de que volveré a casa, de que te mudarás conmigo a la Aldea de los Vencedores, pero ambos sabemos que eso no va a ocurrir. Solo te pido dos cosas Gale, que cuides de mi familia, y que sigas viviendo, que te cases y tengas la familia de la que hablas de vez en cuando. Que no te sientas culpable porque no podrías haber hecho nada, y si te hubieses presentado como voluntario jamás te lo habría perdonado. Solo quería que no ocurriese lo del sueño, no quería perder la oportunidad de decirte que te quiero.
                                                                                   Catnip"        Andrea Everdeen

5. "A mi se me ocurre que, según algo que le sucede a katniss en los juegos, ocurre algo en el 12. Por ejemplo como cuando katniss se desmayó porque estaba muy deshidratada, pues que eso a prim le sentara fatal y que se pusiera enferma, o que a gale se le cruzaran los cables delante de todo el mundo. Pero que seal algo  fuerte. etc
eso o
que Cony y Gale se hagan + amigos, porque cony esta intentando ayudar a gale con lo de katniss, y que en cierto momento el y cony se besaran(fue cony la que beso a gale) pero luego gale se arrepintiera muchísisimoo y se sintiera fatal..." Elvira Martos

6. "Bueno mi idea es que pues cuano Gale vaya caminando en el colegio que estba tan sumergido en sus pensamientos que choque con alguien y que ese alguien y que ese alguien sea Delly que es la mejor amiga de Peeta y que de alguna manera se vayan conociendo y que Delly le confiese a Gale que a Peeta realmente le gusta Katniss desde que eran pequeños. Despues puede que Coney se ponga celosa de Delly apesar de que ellos solo son amigos o que Gale y Delly se vuelvan amigos y junto a madge vayan a convencer a Sae, la gente del quemador, el papa de Madge el alcalde y a gente de el distrito 12 para comenzar una colecta para poder enviar un poco de dinero al capitolio para poder promocionar a Katniss y a Peeta" Andrea Azmitia


Bueno, pues estas son las ideas que me habéis mandado, son buenas ¿verdad?
A partir de ahora se abren las votaciones y se cerrarán el JUEVES 19 DE JULIO.
Buena suerte a todos y que la suerte esté siempre, siempre de vuestra parte !!!





Hola de nuevo

Hola tributos, se que os debo una explicación y aquí la tenéis.
Primero quiero daros un consejo: nunca vayáis a la piscina con el ordenador portátil y mucho menos no os acerquéis al agua bajo ningún concepto. Hay niños a los que les gusta dar sustos y es muy probable que el ordenador se asuste también y salte hasta el agua. Creerme que ocurre.

Y bueno eso es lo que me ha pasado y, después de casi tres semanas sin ordenador, por fin tengo uno nuevo ya que el otro murió en el acto xD La parte mala de todo esto es que algunos capítulos murieron con el pero bueno no es nada que no tenga arreglo jaja

Y sobre el concurso . . . bueno ahora subiré una entrada con las ideas que habéis dado, para mi opinión todas geniales.
Ah! Y los que me habéis mandado la idea por correo me han llegado todos.
Hasta pronto tributos :)

miércoles, 20 de junio de 2012

Concurso !

Bueno tributos, he decidido hacer un pequeño concurso porque, si os digo la verdad, estoy un poco en blanco con la historia.
Además de la historia de los Juegos, me gustaría que pasase algo en el Distrito 12, pero las cosas que se me ocurren no me gustan.
Por eso hago este concurso para ver si con vuestra ayuda puedo seguir adelante con el blog.

BASES DEL CONCURSO
- El concurso consistirá en inventarse un suceso o algún personaje o lo que se os ocurra que pueda dar juego en la historia.
-Solo se puede participar una vez  por persona.
-Lo que creéis lo podéis poner en un comentario o enviarlo a meroee.ljdh@yahoo.es
El ganador/a, en el caso de tener blog, dedicaré una entrada a su blog. Tanto si tiene blog como si no lo tiene, su historia/personaje aparecerá en la historia principal. Además de mi más sincero agradecimiento porque, en cierto modo, me estáis sacando de un apuro. (los exámenes me han atrofiado el cerebro)
- El concurso acabará el miércoles 4 de julio de 2012 seréis vosotros los que elijáis al ganador, para que no haya preferencias.

martes, 19 de junio de 2012

Noticia !

Bueno tributos, como sabéis estoy de exámenes. Todavía me quedan 5 exámenes y hasta el jueves no acabo las clases y, por lo tanto, no los termino (no sé que manía tienen los profesores de poner exámenes el último día de curso XD) Nada más terminar las clases me voy de fin de semana así que hasta el lunes que viene no podré subir nada seguramente. Espero subir en verano los capítulos más amenudo. Perdonad la espera!

viernes, 8 de junio de 2012

Capítulo 16

Siento el retraso, pero no he podido coger el ordenador hasta ahora en todo el día. Disfrutad aunque es verdad que no es muy largo, ya que al final lo he dividido en dos porque si no no me daba tiempo a subirlo hoy.


Al principio pensaba que estaba de broma, pero por primera vez veo la sinceridad en sus ojos. Sé que lo que dice es verdad.
No sé como reaccionar. Me siento culpable por haber estado así con ella, pero nunca me lo hubiese imaginado. Parece tan superficial . . .

Entonces le cae la primera lágrima y esconde la cara entre las manos. Soy un verdadero estúpido. Solo quería ayudarme y yo la he tratado así. Me levanto y me agacho a su lado. La intento abrazar, pero el abrazo no es tan cálido como hubiese querido.
-Lo siento- susurro-. No tenía ni idea.
Se levanta repentinamente y se seca las lágrimas a la camiseta.
-No pasa nada- dice con energía renovada- Bueno, recuerda lo que te he dicho, ¿vale? Te veo mañana- dice y se aleja caminando alegremente, como si nada hubiera pasado.

Me quedo ahí , inmóvil. Me hubiera esperado cualquier reacción excepto esta. Miro al cielo y recuerdo lo que me había traído hasta aquí: el bosque.
Me encamino de nuevo hacia la alambrada y me adentro en el bosque. Llego al saliente y me siento en la roca.
No estoy cómodo, por lo que me tumbo con los brazos detrás de la cabeza. Miro al cielo y veo pasar las escasas nubes que hay sobre mí.
Me pongo a recordar todos los momentos en este bosque. La mayoría con Katniss. Los secretos guardados entre las ramas de los árboles. Pero no son recuerdos tristes ni mucho menos. Estoy cómodo pensando en ellos. Podría pasarme lo que me queda de vida aquí, recordando todos los momentos felices en este lugar.

Recuerdo el papel que me dio Cony y lo abro para leerlo de nuevo, aunque no sé por que. Me llama la atención una nueva frase, que yo no leí al arrojarlo por la ventana.

<<Lo siento>>

Podría pensar que lo ha escrito ella, pero llevo demasiado tiempo con Trevor como para no conocer su letra. Lo ha escrito él. Me siento como una mierda. Resoplo y la culpabilidad se apodera de mí. Creo que tendré que pedir perdón una vez más hoy.

Escucho un ruido y giro la cabeza. Un conejo gris está a un par de metros de mi posición, mordisqueando el tallo de una flor. Recuerdo el arco y las flechas, pero están algo alejados y si me levanto saldrá huyendo.
Le miro fijamente y se percata de mi presencia. Da un par de saltitos y se peina sus largas orejas con las patitas delanteras. 
Me siento para ver si consigo espantarlo, ya que es demasiado tentador tener una presa delante y no poder hacer nada.

El conejo ni se inmuta y sigue a lo suyo, por lo que vuelvo a tumbarme. Pero no consigo volver a pensar en el bosque. Sigo pendiente del conejito que no se ha ido y cada vez se acerca más. Tanto que le tengo a unos treinta centímetros. Es muy sencillo. Me giro, alargo el brazo y cojo al conejo por el pellejo de la nuca. No sobrepasa el kilo y es muy pequeño.
No pensé que iba a ser tan fácil atraparle.

Me incorporo y lo levanto a la altura de mis ojos. No es gran cosa, pero algo es algo.
Lo giro y lo miro a los ojos. Es tan diminuto e indefenso que me recuerda a Posy. Tenemos comida de sobra t este conejo tampoco aportaría mucho. Además, ya he causado daño a bastantes personas por hoy y no tengo ganas de cazar nada. 

Regreso al saliente y me tumbo en la hierba que lo rodea. Coloco al pequeño conejo sobre mi abdomen y lo dejo ahí. Cojo un puñado de hierba de mi lado y se lo arrimo al hocico. El animal vacila un instante pero inmediatamente empieza a comer de mi mano.

Le acaricio la cabeza suavemente con un dedo y después decido que es hora de volver a casa. Lo dejo en el suelo y me dirijo hacia la alambrada. Tras cinco minutos, me giro y miro al conejo, que me ha seguido. Me acuerdo de Prim y pienso que quizá le gustaría verlo.
Lo cojo y me lo guardo entre la chaqueta y la camisa, asomando solo la cabeza.

miércoles, 6 de junio de 2012

He vuelto ! :)

Bueno tributos, antes de nada, disculparme por no haber subido ningún capítulo en tanto tiempo. Sé que me he pasado pero como comprenderéis, no lo he hecho por gusto. Los exámenes no me dejan un minuto libre y no puedo subir nada.
Os aviso de que el capítulo dieciséis está casi terminado, pero me lo he dejado en clase (las clases se hacen eternas y de vez en cuando aprovecho para escribir algo XD). Así que espero que mañana no se me olvide y que por fin pueda subirlo.
Muchas gracias a todos los que leéis este fan-fic por esperar
SOIS LOS MEJORES !!!!!!!!!!!!!!!

jueves, 17 de mayo de 2012

Capítulo 15

Bueno aquí tenéis el capítulo quince. Disfurtadlo.
Esta imagen es de cómo me imagino yo a Cony Crowley








Prim niega con la cabeza y nos dirigimos hacia el colegio de mis hermanos.
-Gracias- me dice
-¿Por qué?
-Por defender a mi hermana.
-Lo haré siempre -me mira y sonríe-. ¿Has sido tú la que ha ido antes al baño?
-Ah, sí. ¿Me has visto? Te oí llegar, yo estaba en el pasillo porque me había puesto nerviosa y la profesora me dejó salir. Iba a hablar contigo, pero luego pensé que no tendría que molestarte.
-Tú nunca molestas pequeña. ¿Qué me querías decir?
-No nada. Estaba feliz porque Katniss seguía viva, pero lo pase fatal con la chica de los cuchillos -dice refiriéndose a Clove.
-Ya bueno, lo importante es que está bien.
Llegamos al colegio y mis hermanos vienen corriendo hacia nosotros. No comentan nada de los Juegos, cosa que me extraña. De camino a casa Prim, Rory y Vick van charlando alegremente.

Miro un momento a la derecha. A lo lejos veo a Cony con Trevor apoyado en su hombro. Cony me mira y me dice algo, pero no la entiendo. Asiento con la cabeza pero solo para no parecer tonto.

Prim se va hacia su casa y nosotros hacia la nuestra. DUrante la comida no mencionamos los Juegos en ningún momento y la verdad es que se lo agradezco, quiero dejar de darle vueltas al tema. Pero no sirve de nada intentar integrarme en la conversación que están teniendo en la mesa. Tengo en mente todas las imágenes que he visto. ¿Seguirá viva Katniss? ¿Y Peeta? Espero que el hijo del panadero aguante más de un día.

Son las cinco de la tarde y hace calor. Quiero que me de el aire, pero las hojas de los árboles no se mueven ni un milímetro. El calor de la Veta y su aire cargado de hollín me ahoga. Sólo hay un sitio en el que puedo respirar aire limpio. El bosque.

Aviso a mi madre de que me voy a ir fuera. Pienso en coger el saco de caza, pero no creo que tenga muchas ganas de cazar. Quizá ponga un par de trampas para no llegar sin nada, pero lo que ahora necesito más que nada es despejarme.

Salgo a la calle y noto el bochorno de la tarde. No entiendo cómo puede hacer tanto calor. Como esté aquí parado más de cinco minutos chorrearé de sudor.
Llego al lado de la alambrada cuando alguien a mi espalda dice:
-Por fin, pensaba que ya no llegabas. Llegas una hora tarde. Quedamos a las cuatro, ¿recuerdas?
Me giro extrañado y veo que enfrente mía está Cony con los brazos cruzados. Mi cara de sorpresa me delata. ¿Cuándo se supone que he quedado yo con ella?
Como si hubiese adivinado mi pensamiento, añade:
-Oh, venga, ¿enserio que no te acuerdas? Antes, cuando ibas con tus hermanos te vi, te lo dije y tu me dijiste que sí con la cabeza.
-Ya, lo siento. Te entendí que era a las cinco -miento. Aunque no sé por qué. Estar aquí con ella me gusta tanto como que una manada de mutos me ataque.
-Ya ya . . . -dice sin creérselo-. Bueno, es igual. El caso es que te he encontrado. ¿Podemos hablar?
-¿De qué? -contesto borde.
-Ah, sorpresa -dice burlándose de mí- Sígueme.

Lo de la sorpresa no me ha intrigado para nada. No me fío de ella. Aun así la sigo y no se por qué. Ahora mismo tendría que estar en el bosque, feliz, libre por unas horas.
Llegamos hasta una zona con media docena de árboles no muy grandes, por lo menos no tanto como los del bosque. Ella se sienta en una roca con la superficie plana y yo me quedo de pie delante de ella con los brazos cruzados.
-¿Y bien? -pregunto.
-Te puedes sentar si quieres, que no muerdo -me dice en un intento de ser amable conmigo.
-Es igual. De todas formas no creo que esté aquí durante mucho tiempo. ¿Qué quieres?
-Oye . . . A mi te me relajas, ¡eh!. Que no te he dicho nada. ¿Te puedes sentar por favor?
-¿Para qué?
-Quiero hablar contigo y de pie me molestas -dice perdiendo la paciencia. Me siento en el suelo, algo alejado de ella con la espalda apoyada en un árbol-. Gracias.

-¿Contenta?
-Mucho -responde orgullosa-. ¿Qué ha pasado hoy a la salida?
-Nada, ¿por qué?
-¿Nada? Pues a mi no me lo parecía. ¿Por qué os habéis puesto así Trevor y tu?
¿Contárselo a Cony? Sería a la última persona a la que acudiría.
-Bah, tonterías.
-¿Tonterías? No estoy de acuerdo. Mira -dice y me arroja algo a las manos.
Lo cojo y veo que es la bola de papel que tiré esta mañana por la ventana. No quiero leerla así que me la guardo en el bolsillo.
-¿Qué haces tú con esto?
-Lo encontré en el suelo a la salida. Creo que es vuestro, ¿me equivoco?
Asiento con la cabeza.
-Gale, habéis discutido por esa chica, ¿no? Por la chica que ha salido este año. Por Katniss Everdeen.
-¿La conoces?
-No, bueno no he hablado nunca con ella. Pero me suena haberla visto algún día por los pasillos o por el Quemador. Aunque nunca me fijé en ella hasta que salió elegida su hermana.
-Ya. Bueno, ya lo sabes, ¿no? Pues adiós.
-Gale, no lo pagues con Trevor, no sabe por lo que estás pasando. Y tú no estés mal, porque así no la ayudarás en nada, ¿me oyes?
-¿Y tú si? No tenéis ni idea de nada. Déjalo no le defiendas.
-No le defiendo. Y sí, sé perfectamente por lo que estás pasando.
¿Qué va a saber ella? A su familia no le falta dinero ni comida que llevarse a la boca. Se está burlando de mí en mi cara.
-¿Tú? -pregunto.

-Sí, yo. Tenía un hermano. Era la mejor persona que he conocido nunca. Con él era completamente feliz. Me hacía reír y jugaba conmigo. Cuando tenía miedo él era el que estaba siempre a mi lado. Me quería y yo le quería a él más que a nada. Era alto, rubio y de ojos verdes como yo. Era fuerte, pero tampoco demasiado. Recuerdo perfectamente el día de esa cosecha. No hacía mucho que yo había cumplido los cinco años. Llegamos a la plaza y él se fue a la zona delimitada para los chicos que se enfrentaban a la cosecha. Recuerdo que justo antes me dio un beso y un abrazo. Lo hacía siempre que se alejaba de mí, aunque fuese por media hora. Así yo estaba tranquila. Vino Effie Trinket y, cuando sacó la papeleta de la urna de los chicos con el nombre de mi hermano, mi madre empezó a llorar. Yo no sabía muy bien de qué iba la cosa y estaba confusa. En la tele los niños se morían y sólo ganaba uno. Creía que ese iba a ser mi hermano. En el Edificio de Justicia me eché a llorar en sus brazos. Me prometió que volvería y me dio un beso y un abrazo. Nunca pensé que serían los últimos. Duró cinco días en la arena. Fue duro ver como el chico del dos le rajó el estómago. En el tiempo que estuvo no mató a nadie, aunque tuvo alguna que otra oportunidad, pero él no era así y nunca lo hubiera hecho. Cuando trajeron su cuerpo mi madre cayó en una depresión y no levantó cabeza hasta hace un par de años. Mi padre cargó con nosotras durante mucho tiempo. Siempre me he sentido como un estorbo. Aunque le vi muerto, tardé mucho tiempo en asimilarlo. Cada noche esperaba que él volviera, tal y como prometió. Pero nunca lo hizo. Él tenía dieciséis años y, aunque yo fuera pequeña y ya hayan pasado doce años, la última imagen de él con vida me atormenta cada noche -dice ya con lágrimas en los ojos.

martes, 15 de mayo de 2012

Capítulo 14

Por cada muerto suena un cañonazo.
Uno, dos, tres, cuatro . . .
En la pantalla van apareciendo sus cuerpos sin vida. Cada imagen es mas horrorosa que la anterior. Cuchillos clavados en el pecho, cortes en el cuello que no dejan de manar sangre. . . lo que se dice una matanza. Todos diferentes salvo por una cosa en común : la cara de pánico por morir de una de las formas más crueles.
Mirar a estos chicos me da lástima y aparto la mirada de la pantalla. Han dejado atrás a familias que los quieren e incluso quizás a algún que otro novio o novia. El futuro que siempre imaginaron nunca se hará realidad.

Por eso yo nunca he tenido sueños ni planes para el futuro.
Se suponía que, tras mi última cosecha que era la de este año, por fin podría mirar al futuro sin verme luchando en la arena. Es cierto que empezaría a trabajar en las minas de carbón, donde también correría peligro y tendría en mente continuamente el recuerdo de mi padre. Pero nada me daba más pánico que esos dichosos Juegos. Y, ahora que me había librado de ellos, había salido elegida Katniss.

Ella . . . recuerdo que, hace apenas un mes, me permití pensar por un momento en cómo sería mi futuro si no salía elegido en la cosecha. En él me veía con Katniss, no como pareja ni nada por el estilo, sino con ella en el bosque, como siempre. Ahora estoy casi seguro de que nunca  podrá suceder. Por lo menos ha sobrevivido al baño de sangre de la Cornucopia.

Centro mi atención en la pantalla de nuevo. Siguen con las muertes. Creo que ha habido unas diez o así, pero no he prestado atención y no estoy seguro. Es cierto que me da algo de pena, pero prefiero sus muertes antes que la de Katniss. Cada muerte de otros tributos significa tener a Katniss más cerca. Solo quedan 13.

En esto van a consistir las clases de las próximas dos semanas básicamente. Estaremos todo el día viendo repeticiones de las muertes y sucesos en directo de los Juegos. De vez en cuando, nos darán el día libre para verlo desde la plaza o desde nuestra casa. Normalmente son los últimos días que, para el Capitolio, son los más emocionantes. Yo discrepo.

Estoy cansado y miro por la ventana cuando algo me golpea suavemente. Miro al suelo y me agacho a coger el papel sin que el profesor se entere. Pero él está viendo los Juegos muy concentrado.
Desdoblo el papel y leo lo que hay escrito en él.


<<Hoy, seis y media en el caserón. ¿Te apuntas?>>


Me giro y veo que Trevor me está mirando por el rabillo del ojo. Cojo un lápiz  y garabateo rápidamente.

<<Hoy no puedo, mejor otro día>>


Le arrojo el papel, pero le pilla desprevenido y le da en la oreja. Da un pequeño saltito en la silla y recoge el papel. Le miro y contengo la risa.
Enseguida escribe y me lanza la bola de papel algo más fuerte de lo normal en venganza, intentando darme, pero yo estoy atento y la cojo al vuelo.

<<¿Ya tienes planes? ¿Vas a ir al bosque?>>


<<No. Tengo cosas que hacer en casa>>


Se la devuelvo y, tras unos cinco minutos, la arroja a mi mesa.

<<Gale, déjalo ya. Sabes que no tiene posibilidades de volver, no las suficientes. Además, si gana nada volverá a ser como antes. Se olvidará de ti y solo se dedicará a hacer el paripé para los del Capitolio. Piénsalo bien Gale, no volverás a formar parte de su vida nunca. Olvídala.>>


Releo lo último que me ha escrito porque no me lo puedo creer. Vale que me diga que no tiene muchas posibilidades de sobrevivir. Pero eso de que si gana será como una de esas egocéntricas personas del Capitolio me quema por dentro. Ella no es así, no la pueden cambiar. No me la pueden cambiar. Aunque lo que más me ha dolido ha sido eso de que se olvidará de mi. ¿De verdad lo hará?¿En serio he significado tan poco para ella? El solo hecho de pensar que lo que dice Trevor es verdad hace que me llene de ira.

<<Déjalo ¿vale? No tienes ni idea>>


Se lo lanzo, pero me paso de largo. Se levanta a cogerlo y yo aprovecho para pedir permiso para ir al baño.
Salgo de clase lo más rápido que puedo y me dirijo al baño no sin antes cerrar con un portazo. Bajo las escaleras de tres en tres y, al llegar a la planta baja me meto rápidamente en el baño de los chicos.
No es lo más lujoso del instituto, ni mucho menos. Es más, sintoniza perfectamente con el resto del edificio.
La rabia fluye por mis venas y le doy un puñetazo a uno de los azulejos, que se parte. La verdad es que no resalta ya que muchos otros azulejos están en el mismo estado por el paso de los años y el mal uso.
Tiene dos lavabos, aunque el izquierdo no funciona desde hace años y siempre usamos el derecho. Enfrente del lavabo hay un espejo, aunque bastante sucio y agrietado. Me pregunto si alguna vez limpian esto.

Me lavo la cara repetidas veces y me miro en el espejo. Cuando parece que ya me he relajado, salgo del baño. Al salir me parece ver las dos trenzas rubias de Prim, que creo que acaba de entrar en el baño de las chicas. Me pregunto si habrá pasado algo y subo las escaleras a toda prisa. Entro en clase sofocado y todos me miran, pero yo me dedico a observar la pantalla. No es Katniss quien aparece, sino Peeta. Me quedo ahí, en la puerta, mirando al chico, cuando justo se tropieza con una raíz y cae rodando ladera abajo. Oigo la risa silenciosa del profesor mirando la pantalla y de dedico una mirada fulminante, pero no se da cuenta. ¿Es tonto o me lo parece? Se está riendo de un chico de nuestro distrito que se ha caído y probablemente esté herido. Ojalá estuviese él allí en lugar de Peeta y este se riera de él por su torpeza. Aunque Peeta en la arena con Katniss me transmite confianza, cosa que no termina de gustarme porque solo puede sobrevivir uno de ellos.

Cuando se levanta su mueca de dolor me indica que, probablemente, se haya torcido el tobillo, si es que no se lo ha roto.
El chico un poco torpe sí que es, pero en el caso de que Katniss muriese él sería mi única esperanza. ¿No tiene patrocinadores suficientes para darle una venda o algo para curar las heridas?

Regreso a mi sitio y encuentro que la bola de papel está de nuevo en mi mesa. No lo abro y le tiro por la ventana. No quiero saber nada.
Nos enseñan la localización de cada uno de los tributos. Los profesionales están en grupo y todos los demás dispersos. Rue sigue saltando de árbol en árbol y Peeta camina a duras penas. Katniss sigue adentrándose en el bosque en busca de agua.

Se acaban las clases y bajo. Espero en la puerta a  que llegue Prim para ir a por mis hermanos cuando Trevor me coge por la espalda.
-Oye Gale . . .- dice
-Déjame- le contesto bruscamente y me desprendo de él.
-Gale, escúchame.
-Que me dejes te he dicho. ¿Es que no escuchas cuando te hablan? Que no quiero saber nada de ti ni de tus  gilipolleces.
-¿Gilipolleces? Sabes que tengo razón. Si gana será otra de las superficiales del Capitolio y sólo se preocupará de qué vestido ponerse. Pasará de ti como de la mierda Gale. Y si no gana pues se morirá y punto.

Distingo la figura de Prim a mi derecha. Las palabras me golpean una a una en la boca del estómago. Me lanzo hacia él y le cojo del cuello empotrándole contra la pared.
- Ni se te ocurra decir eso- digo gritándole y empujándole más contra la pared- Como te vuelva a oír decir eso te juro que te mato, y no es broma, escúchame bien ¡te lo juro!

-Se puede saber qué está pasando?- chilla alguien.
A nuestro alrededor se ha formado un corrillo lleno de personas. Miro a mi izquierda y veo que es Cony la que ha gritado. Se ha ido abriendo paso entre los demás y ahora está a nuestro lado.
-Gale suéltalo- me dice, pero no le hago caso- ¿Me escuchas? ¡Que le sueltes!- dice e intenta apartarme de él. Suelto a Trevor y me aparto. Él se cae al suelo y respira entrecortadamente. Cony se agacha a su lado.
-Pero, ¿estáis locos? ¿Que se supone que hacíais? ¿No erais amigos?
-Éramos- digo y me voy. La gente me abre paso y me encuentro al lado de Prim, que lo ha presenciado todo y ahora me está mirando.

-Lo siento- digo apenas sin voz.

domingo, 6 de mayo de 2012

Capítulo 13

Bueno tributos, ya tenéis el capítulo 13. Perdonadme por no ser demasiado largo, es que no he tenido tiempo de escribir nada más. Espero que os guste.






Traen una especie de pantalla en la que veremos en breves instantes el inicio de los Juegos.
Quedan unos diez minutos para que los tributos salgan a la arena y están haciendo una breve presentación del campo de batalla.
La Cornucopia se encuentra en un terreno despejado y llano. A su alrededor, formando un anillo, están las doce plataformas de las que saldrán los tributos, situados a la misma distancia de esta. A la derecha hay un lago y a la izquierda bosques de pinos, cosa que me alivia porque Katniss se sabe desenvolver por esos entornos. Espero que no participe en el baño de sangre. Hay varias zonas de agua y pocas más cosas que llamen mi atención.
Inspecciono las cosas que hay en la Cornucopia. Bastantes alimentos y bidones de agua. Espadas, cuchillos y... un arco plateado y un carcaj lleno de flechas. <<Es para ella>> pienso nada más verlo.
También hacen un resumen de los tributos elegidos para este año, entre los que destacan los profesionales y "Los trágicos amantes del Distrito12" que es así como se les conoce ahora a Peeta y a Katniss. Sinceramente, prefería lo de "La Chica en llamas"

Entonces dan paso a los tributos, que empiezan a elevarse en una plataforma. La veo.
-Damas y caballeros, ¡que empiecen los Septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre!- dice Claudius Templesmith, el legendario presentador de los Juegos. Empieza la cuenta atrás.

60, 59, 58 . . .

Disponen de un minuto para elegir el camino que van a seguir. Si alguno sale de su plataforma antes de tiempo, las minas le muelen las piernas.
Katniss inspecciona el terreno y mira decidida al bosque, pero su atención la capta el arco plateado y cambia de posición inmediatamente. Va a participar en el baño de sangre.

48, 47, 46 . . .

Todos los tributos llevan el mismo atuendo: pantalones rojizos, un cinturón marrón, una blusa verde, una chaqueta negra con capucha y unas botas que parecen bastante cómodas. Katniss además lleva la trenza de siempre, lo que me hace sacar una pequeña tonta sonrisa.
Pero algo llama mi atención. Katniss lleva algo prendido a la camisa. Una insignia de oro. La misma que llevaba Mags en su vestido justo antes de la cosecha, cuando fuimos a venderle las fresas.

35, 34, 33 . . .

Son los sesenta segundos más largos de mi  vida. Si pensaba que ayer, durante las entrevistas, estaba nervioso, ahora lo estoy mucho más.
Busco a Peeta, que está cinco tributos a su derecha y mira hacia el bosque.

24, 23, 22 . . .

Parece que va a ir en dirección al bosque para no enfrentarse a los demás. Chico listo.
Aunque. . . si estuviera tan enamorado de Katniss como él dice, intentaría por todos los medios protegerla y no la dejaría sola entre tanto profesional.
Aun así, las posibilidades de sobrevivir los dos serían pocas. Si tuviesen que enfrentarse a tres o cuatro de los profesionales es probable que acabasen con uno, como mucho dos, pero no tardarían en acabar muertos y el Distrito 12 se quedaría sin tributos en los primeros minutos.
Estoy seguro de una cosa, tal vez no me caiga tan mal ese Peeta Mellark. Porque si Katniss no sobreviviese, me gustaría que fuera él el ganador de los Juegos. Quizá me pudiera ayudar con mi venganza al Capitolio. Al fin y al cabo, estamos enamorados de la misma chica, ¿no?
Tampoco le puedo culpar de la macabra idea de Katniss.

8, 7, 6 ...

Peeta mira a Katniss y cuando sus miradas se cruzan, este niega con la cabeza.

3, 2, 1 . . . Y suena el gong.

Katniss se ha despistado y le ha pillado desprevenida. Vacila un momento y sale corriendo, sin rumbo, lejos de la Cornucopia. Coge un plástico del suelo y una hogaza de pan. No parece conforme y avanza unos cuantos metros a la Cornucopia para coger una mochila de color naranja intenso.
Otro tributo la coge al mismo tiempo, pero la chica del Distrito 2, una tal Clove, le lanza un cuchillo y cae al suelo, ya muerto.

Ahora Clove va hacia Katniss, que corre hacia el bosque.
Clove se prepara para lanzar un cuchillo. No la puedo perder, no ahora, tan pronto. Me entran ganas de lanzar un grito cuando Clove lanza el cuchillo, pero me reprimo y me muerdo un nudillo. Cuando el cuchillo va a dar justo en la cabeza de Katniss, esta coloca la mochila detrás de su cabeza y el cuchillo se queda clavado. Suelto un suspiro. Quizá demasiado fuerte, porque ahora la gente de la clase me está mirando. Pero me da igual, lo único que me importa es que Clove la ha dejado marchar, resignada, y ha vuelto a armarse de provisiones a la Cornucopia, donde la lucha sigue y ya hay bastantes muertos en el suelo. Unos cinco o seis.

Katniss se ha adentrado en el bosque y está corriendo lo más rápido que le permiten sus piernas. Mientras, Peeta se ha cortado en la mano con un cuchillo y tiene un corte profundo en el brazo. No ha ido a la Cornucopia y tiene un cuchillo, por lo que alguien ha debido atacarle y mucho me temo que ha sido Clove, la que hace un instante ha estado a punto de matar a Katniss.
No entiendo por qué, pero empiezo a sentir ternura por este chico y me preocupo por sus heridas, sobre todo la del brazo, que sangra bastante.
Empiezan a salir diversas imágenes de otros tributos. Rue, la del 11, se ha adentrado en el bosque y se desplaza por las ramas de los árboles. Me impresiona ver con la ligereza que lo hace ya que, de haber sido yo, me hubiese caído al segundo salto. Prefiero desplazarme por las zonas bajas.

En la Cornucopia yacen los cadáveres de varios chicos. Me llama la atención el chico del Distrito 4, profesional, que está muerto. Normalmente, los profesionales suelen sobrevivir al baño de sangre, y se alían entre ellos hasta que quedan pocos y acaban matándose los unos a los otros hasta que solo queda uno. Por lo que llego a la conclusión de que ha tenido que ser uno de los profesionales. Dudo que fuese la chica de su dristrito, no es muy común que se maten entre ellos, así que quedan los del Distrito 1: Marvel y Glimmer, y los del Distrito 2: Cato y Clove.
No sé por qué le doy tantas vueltas al tema. Es cierto que es un chico inocente, pero me hubiese dolido más que no fuese profesional. Uno menos para tener de vuelta a Katniss.

jueves, 3 de mayo de 2012

Capítulo 12


Aquí os dejo el capítulo 12. Espero que os guste aunque no es gran cosa.





Sigo inmerso en mis pensamientos cuando me percato de algo. Mañana empiezan los Juegos.
No me lo puedo creer. He estado preocupando por una posible historia amorosa cuando mañana Katniss será enviada a una arena en la que los demás tributos harán lo posible para asesinarla, para acabar con la principal razón de mi existencia.
Me siento como un verdadero inútil. No puedo hacer nada por salvarla, es más, estoy obligado a ver los Juegos desde casa, desde la plaza o desde el instituto y estoy obligado a verla morir sin poder hacer nada para evitarlo.

Cierro los ojos e intento conciliar el sueño, pero todos los intentos son en vano, por lo que tiro la toalla, me siento en la orilla de la cama y meto la cabeza entre las manos. Empiezo a pensar y a recordar todos y cada uno de los momentos que pasé junto a ella. No importa que fueran buenos o malos, lo importante es que estábamos ahí, ella y yo. Ese último abrazo, por un momento la vuelvo a sentir aquí, conmigo, pero solo es un instante. Los ojos se me empañan y no tardo en notar como una lágrima cae por mi mejilla izquierda. Seguida de esta, otras muchas van manando de mis ojos. No me molesto en apartarlas. Es la primera vez desde que se fue que me puedo desahogar como es debido.

Al poco rato escucho una voz a mi espalda.
-Gale- inmediatamente me quito las lágrimas de la cara y sorbo por la nariz. Me aclaro la garganta y me giro. Es Posy- Gale, ¿qué te pasa? - pregunta en voz baja.
Estamos a oscuras y solo puedo distinguir su diminuta silueta y sus ojos.
-Oh, nada. ¿Qué haces levantada a estas horas peque? Tienes que dormir.
-He tenido un sueño muy feo y tengo miedo- me dice en un susurro. Luego, pone una de sus pequeñas manos en mi mejilla, que está algo mojada aún- ¿Por qué lloras? 
-Yo también he tenido una pesadilla- miento.
-Pero, ¿por qué estás triste? ¿Qué te pasa?- dice girando la cabeza, con cara de preocupación.
-Que no os quiero perder nunca- digo con apenas un hilo de voz. Derramo otra lágrima pero la paro a tiempo para que Posy no se de cuenta. La atraigo hacia mí y la abrazo.
-No nos vas a perder- me susurra al oído- ¿Puedo dormir esta noche contigo?
Pienso en la pesadilla que acaba de tener y en la cara de miedo que tenía cuando la vi. Por mucho que intente protegerla nunca lo podré hacer del todo. Un simple mal sueño es capaz de asustarla y yo no puedo hacer nada por impedirlo.
-Claro, pero no te acostumbres eh- digo y se ríe.
Nos tumbamos y se acurruca a mi lado. El calor que desprende su pequeño cuerpo y el cansancio que me ha producido el llorar hacen que me duerma enseguida, allí, abrazado a mi hermana pequeña.

Me despierta un tenue rayo de luz que entra por la ventana. Miro a Posy, que sigue dormida, y me levanto lentamente para no despertarla. 
Me lavo la cara y desayuno. Me cambio y miro el reloj. Todavía me queda una hora y media.
Me dedico a dar tumbos por la casa y a recoger lo que mis hermanos pusieron anoche en medio. Me distraigo y consigo poner la mente en blanco. A la media hora, voy a despertar a Vick y a Rory que, para mi sorpresa, no tardan en levantarse. Desayunan medio adormilados y se visten.
-Tenemos que pasar por la casa de Prim- me dice Rory-. Ayer quedé con ella en que iríamos juntos al colegio.
-Me lo podías haber dicho antes- replico- menos mal que tenemos tiempo. Creo que ya se yo por qué os habéis levantado tan rápido hoy.
Al pasar por la puerta de su casa, Prim sale a nuestro encuentro y nos salida con un tímido "Hola". Después me sonríe, pero no demasiado.

Dejamos a Vick y a Rory en su edificio y nos dirigimos al nuestro. Antes de despedirnos, Prim me dice:
-Retransmitirán el comienzo de los Juegos en directo y lo veremos en clase.
Se me había olvidado por completo, y eso que llevamos años repitiendo la misma estructura el primer día de los Juegos. Primero, clase de historia de Panem y luego el inicio de los Juegos.
-Sí. ¿No te ofrecieron quedarte en casa?
-Sí, pero preferí venir aquí. Si pasase algo conseguiría llegar a casa lo más serena posible pero, si la noticia me llega en casa, no sé cual sería mi reacción. No quiero que mi madre sufra más por mi culpa.
Las palabras de Prim me dejan impresionado. Me recuerda tanto a Katniss y a su forma de proteger a su familia que me asusta.
-Vale, pero no te preocupes, no pasará nada.
La dejo en su planta y subo a la mía. En la clase ya hay bastante gente, por lo que dejo mis cosas en mi pupitre y me siento en la silla.

Cojo el papel con el nombre de los tributos y lo repaso, leyendo todos y cada uno de los nombres y recordando sus caras.
-Hola Gale. ¿Qué es eso?- me sorprende Trevor.
-No, nada- digo mientras los guardo en la cartera.
-Como quieras- dice encogiéndose de hombros- Bueno, a lo que iba. Que si te apetece vente otro día con nosotros. Nos lo pasamos bien y a todos nos alegró verte de nuevo con nosotros. Por cierto, Cony me ha preguntado por ti.
-Sí, estuvo bien. Ya me pasaré otro día- y haciendo caso omiso de su última frase le digo- bueno, ya hablaremos.
El profesor entra por la puerta y Trevor regresa a su sitio.
La primera hora se la pasa hablando de Panem y de su historia. Pregunta a algunos, pero yo me libro.
Durante esa primera hora estoy pensando en Katniss, que estará en el corral, como lo llamamos en los distritos, o la sala de lanzamiento, como dicen en el Capitolio.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Capítulo 11

Aquí tenéis el capítulo 11. Perdón por haber estado tanto tiempo sin subir capítulos, pero he estado liadísima estudiando. Disfrutarlo.




Entra despacio, subida a unos tacones altos, pero no tanto como los que llevaba Effie en la cosecha. La miro a los ojos, la piel le brilla y los ojos me deslumbran. Lleva un precioso vestido rojo fuego cubierto de gemas rojas, amarillas, blancas y azules que reflejan la luz y acentúan las puntas del dibujo de las llamas. Está realmente preciosa.
Me quedo embobado mirándola y lo único que me apetece en este momento es salir corriendo hacia la pantalla y estar con ella. Traerla de vuelta a casa y abrazarla. Abrazarla y no soltarla nunca.

Miro a Prim y veo que a ella también la ha causado impresión. Le brillan los ojos y no deja de mirarla.
Caesar Flickerman comienza con la chica del Distrito 1, una profesional llamada Glimmer. Es rubia, de ojos verdes esmeralda, alta y esbelta y lleva un provocador vestido transparente dorado. A mi alrededor oigo algunos comentarios de unos chicos algo mayores que yo. Resulta atractiva, pero es superficial.

Cada tres minutos pasa otro tributo, cada uno con un enfoque de su personalidad diferente. No sé si todo esto es fachada o son así realmente, pero por más que lo intento no puedo dejar de prestar atención a Katniss, que permanece sentada durante todas las entrevistas. Noto que su mirada cambia cuando sube la chica del Distrito 11. El cambio es casi imperceptible, pero no para la gente que la conoce de verdad. Miro a Rue, la chica del 11 y miro a Prim. Es cierto que no se parecen mucho, Rue es morena mientras que Prim tiene la piel pálida. Tienen la misma edad, por lo que seguramente Katniss la relacione inmediatamente con su hermana.
En su mirada se pueden atisbar la ternura y la añoranza. Miro a Prim, que parece que también se ha dado cuenta, y la sonrío.
Presto más atención a la conversación que está teniendo con Caesar y, cuando le pregunta cuál será su punto fuerte en el estadio, ella responde sin vacilar:
-Cuesta atraparme. Y, si no me atrapan, no podrán matarme, así que no me descarte tan deprisa.
-Ni en un millón de años- responde Caesar, animándola y suena el zumbido.

Sube el chico del 11, también de tez morena, pero hago caso omiso de su conversación. Parece mentira, pero cada vez estoy más nervioso por la salida de Katniss. Es algo absurdo, lo sé, pero no puedo evitarlo y los latidos de mi corazón van en aumento hasta que suena el zumbido y llaman a Katniss Everdeen.
Mientras se acerca al escenario central, mi corazón ha perdido completamente el ritmo y va más acelerado que nunca. Se da un apretón de manos con Caesar y comienzan la entrevista.

Caesar le pregunta que qué es lo que más le ha impresionado durante su estancia en el Capitolio. Todas las cámaras se dirigen a Katniss, que se ha quedado parada y no responde. Pienso en todas las conversaciones que hemos tenido en contra del Capitolio. Sólo espero que no haga ningún comentario que pueda ofenderles porque los del Capitolio no se andarían con tonterías y le pasarían una mala jugada durante los Juegos. <<Vamos Catnip>> pienso. Busca a alguien en el público, o por lo menos me da esa impresión.
- El estofado de cordero- responde al fin. La miro y pongo los ojos en blanco, mientras suelto un pequeño suspiro de alivio mientras veo como la gente del Capitolio se ríe.
Caesar bromea con el público. Para ser del Capitolio, no me cae tan mal.
-Bueno Katniss- continúa- cuando apareciste en la ceremonia inaugural se me paró el corazón, literalmente- recuerdo ese momento, mi grito ahogado cuando la vi ardiendo- ¿Qué te pareció aquel traje?
-¿Quieres decir después de comprobar que no moría abrasada?
Otra carcajada del público. No me lo puedo creer. Katniss, que suele ser reacia a la gente que no conoce y que odia al Capitolio está bromeando con ellos. Ver para creer.
Continúan hablando del vestido del desfile cuando Katniss le enseña al público el que lleva ahora mientras ellos enloquecen. Da una vuelta para que la gente contemple su esplendor. El vestido la envuelve en llamas. Caesar le pide que de más vueltas y ella lo hace. El público la vitorea, y algunas personas de la plaza también lo hacen. Yo lo haría, pero me he quedado atontado mirándola.

Cuando para  de girar, continúa la entrevista. Hablan de la puntuación que sacó, pero no da ningún detalle de lo que ocurrió en la sesión privada con los Vigilantes.
-Entonces volvamos al momento en que dijeron el nombre de tu hermana en la cosecha- sigue el presentador, con un tono más pausado- Tú te presentaste voluntaria. ¿Nos puedes hablar de ella?
Miro a Prim, que se ha quedado rígida.
-Se llama Prim, sólo tiene doce años y la amo más que a nada en el mundo.
Noto cómo las lágrimas empiezan a aparecer por sus ojos y amenazan con caer, así que la cojo la mano, intentando darle ánimos.
Todo el mundo guarda silencio mientras esperan la pregunta de Caesar.
-¿Qué te dijo después de la cosecha?
-Me pidió que intentase ganar como pudiera -responde seria.
-¿Y qué respondiste?
-Le juré que lo haría.
Tras esta última frase, Prim empieza a llorar en silencio. Me agacho para ponerme a su altura.
-Shhh, no llores. Dentro de poco volveréis a veros y estaréis juntas, confía en mí-. Susurro mientras le aparto las lágrimas de la cara.
Suena el zumbido y Caesar se despide de Katniss, que regresa a su sitio en silencio mientras el público aplaude.

Cuando se callan, Caesar presenta a Peeta quien, durante la entrevista, se gana al público con bromas. Él y Caesar sintonizan enseguida. Caesar le pregunta si tiene una novia en casa. Peeta vacila y niega con la cabeza.
-¿Un chico como tú? Tiene que haber una chica especial. Venga, ¿cómo se llama?
-Bueno, hay una chica- responde suspirando-. Llevo enamorado de ella desde que tengo uso de razón, pero estoy bastante seguro de que ella no sabía nada de mí hasta la cosecha.
-¿Tiene a otro?
-No lo sé, aunque les gusta a muchos chicos.
Hago un repaso mentalmente de todas las chicas que conozco del distrito intentando averiguar antes que nadie de quién se trata mientras ellos siguen conversando.
-Entonces te diré lo que tienes que hacer: gana y vuelve a casa. Así no podrá rechazarte, ¿eh?
-Creo que no funcionaría. Ganar... no ayudará, en mi caso.
Le miro confuso mientras sigo buscando a esa chica especial para él.
-¿Por qué no?- pregunta Caesar, perplejo.
-Porque... Porque... Ella está aquí conmigo.

Cuando escucho estas palabras todas las chicas que estaban en mi mente se dispersan para dar paso a una. La menos pensada. Ella. Katniss. Mi Katniss.
Tengo la sensación de que todas las miradas de la plaza están clavadas en mí. Estoy tenso, serio, observando la pantalla, que ahora se fija en Katniss, quien aprieta los labios y mira al suelo.

Por primera vez, tengo miedo de perderla. No perderla en los Juegos, sino perderla de otra forma que ni yo mismo se explicar.
Caesar continua hablando pero no le escucho, en mis oídos solo escucho un zumbido continuo. Prim me aprieta la mano, pero no reacciono, sigo mirando la pantalla, pero no hago caso de la imagen.
Siento que me mueven el brazo cuando veo a Prim, mirándome con cara de preocupación. La pantalla está apagada y la plaza está casi vacía. Al ver que la miro, Prim me sonríe e intento devolverle la sonrisa, aunque el resultado no es como yo quería que fuese.
Regresamos a casa, cenamos, pero estoy ausente. Desconecto y me olvido de todo lo que pasa a mi alrededor. En mi cabeza suenan una y otra vez las palabras de Peeta y veo mil veces la expresión de Katniss. No sé lo que quiso expresar. Pudo ser desde conmoción hasta enfado.
Analizo una a una las imágenes que he visto desde que se fue de aquí. El desfile, los trajes en llamas y... ellos dos cogidos de la mano. Pensé que era una especie de estrategia para los Juegos, pero quizá me equivoqué.

lunes, 30 de abril de 2012

Capítulo 10



Me despierto tras una noche tranquila. Es domingo, día de descanso en nuestro distrito y, como cada domingo, me dirijo al bosque.

Cruzo la alambrada y llego a nuestro habitual punto de encuentro. Hoy, más que nunca, el bosque me recuerda a ella.
Los domingos nos dedicábamos a proveernos de existencias para la semana. Aunque yo, al ser más en mi familia, solía ir más días a lo largo de la semana. Algunos iba solamente para alejarme del mundo y sentir la paz de este lugar.
Hoy, me voy a dedicar casi toda la mañana a cazar y recolectar todo lo posible. La mañana va bien y vuelvo a casa con un buen botín. Miro al cielo y sonrío, por muy lejos que estemos, nos cubre el mismo sol. Y con este pensamiento me dirijo a su casa.

Cuando llego, Prim sale a recibirme. Le doy su parte del botín y luego la llevo al bosque. Al parecer escasean de algunas plantas que tienen efectos medicinales y Prim me va a ayudar a encontrarlas.
Caminamos despacio, atentos a las diferentes plantas que hay a nuestros pies. Prim me enseña algunas, y yo las voy almacenando en mi cabeza, por si alguna vez las necesitan.
Después de hora y media, nos sentamos en la hierba.
-¿Viste ayer las puntuaciones?
-Por supuesto. Tu hermana es genial.
-Me emocioné muchísimo. Por primera vez tuve la esperanza de que ella también podría tener posibilidades de ganar.
-Tenlo por seguro. Tu hermana va a ganar. Ha recibido la nota más alta, por lo tanto, ahora tiene muchos más patrocinadores detrás de ella. Además, es muy lista y sabe como cazar y sobrevivir en el bosque.
-Eso espero, no me podría imaginar una vida sin ella. . .
-Tienes que creer en ella Prim. Es muy fuerte. No nos podemos venir abajo ahora nosotros.
-Mañana sale a la arena, ¿verdad?- dice triste.
-Sí, pero aún quedan las entrevistas de esta noche. ¿Vamos a la plaza a verla lo mejor posible?
-¡Oh, sí! Me haría mucha ilusión- me dice mientras se le iluminan los ojos.
-Vale, pues luego me paso a por ti. Y recuerda, todavía nos queda mucha Katniss de la que disfrutar.
Dicho esto nos levantamos y la acompaño a su casa. Luego, voy a la mía y preparo la mesa para la comida.

Por la tarde, mis hermanos juegan al escondite mientras repaso una a una las puntuaciones de los tributos. Los profesionales posiblemente querrán aliarse con ella, debido a su puntuación, para matar a los demás tributos y luego la matarían a ella. O eso o directamente pasará a ser su primer objetivo y no se andarán con rodeos.
Las dos opciones son posibles, quizá más la segunda que la primera. Pero las dos tienen el mismo final.

Dejo a un lado la hoja. No puedo pensar así.
Va a ganar. Tiene que ganar. De lo contrario, ¿qué sentido tendría todo? Mi vida no tendría sentido, eso seguro. Nada volvería a ser como antes.
Vuelvo a coger la hoja al acordarme de algo. Sigo mirándola mientras recuerdo mi promesa de matar al que la matase. Leo todos los nombres. Chicos inocentes que luchan a muerte solo porque quieren segur viviendo. Algo normal, creo yo. Ellos no tiene la culpa. Si muere Katniss iré a por el verdadero culpable de su muerte: el Capitolio.
Ahora lo tengo más claro que nunca. Esos chicos no tienen la culpa de nada. La tiene toda el Capitolio.
Si Katniss muere, conseguiré, de algún modo, que la gente de los distritos se rebele contra ellos.

Porque, teniendo en cuenta los Quicuagésimos Juegos del Hambre en los que se mandó al doble de tributos,  en total han pasado 1800 niños inocentes. De los cuales sólo han sobrevivido setenta y tres, setenta y cuatro con el próximo ganador de estos Juegos. Lo que deja un total de 1726 muertes de niños completamente inocentes, que no tenían la culpa de que sus antepasados quisieran luchar por la libertad y por la posibilidad de un mundo mejor.
Lo tengo claro. Me rebelaré contra el Capitolio. Por Katniss.

No sé cuanto tiempo ha pasado. El caso es que mi madre me avisa de que en hora y media serán las entrevistas a los tributos.
Guardo la hoja en un cajón y me cambio de ropa. Tras peinarme, me miro en el espejo que hay en el baño. No es de cuerpo entero y tiene una grieta que lo atraviesa, pero me puedo ver. Me miro, sigo siendo yo, con el mismo aspecto de siempre. No sé cómo saldrá hoy Katniss ni si le habrán ocultado la cara bajo una gruesa capa de maquillaje. Sólo sé que quiero verla.
Recuerdo a Prim y voy hacia su casa. Me está esperando en la puerta junto a su madre. Las saludo y me siguen hasta mi casa a recoger a mi madre y a mis hermanos.
De camino a la plaza, mi madre, la de Prim y yo vamos por detrás, mientras Vick y Posy corretean y Rory y Prim entablan una conversación. En un momento determinado, me parece atisbar una pequeña sonrisa en el rostro de Prim y me alegro por ello.

Llegamos a la plaza, no hay casi nadie. Todavía queda media hora, así que nos ponemos en el mismo sitio del día del desfile para verla lo mejor posible. La espera se me hace eterna y la plaza ha ido acogiendo a más y más personas cuando suena el himno del Capitolio y aparece Caesar Flickerman. Veo la mesa en la que se van a sentar en pocos instantes todos los tributos.
Después de hablar un poco con la audiencia, Caesar da paso a los tributos, que empiezan a aparecer uno a uno y se colocan en sus respectivos asientos.
Ahí está.

miércoles, 25 de abril de 2012

Capítulo 9



Entonces me fijo mejor en ella. Arquea las cejas pidiendo una respuesta y es entonces cuando la recuerdo.
Cony Crowley.
Tiene diecisiete años, uno menos que yo. Hace casi un año que no hablo con ella. Solía venirse con nosotros. Fue la novia de Larry durante un tiempo. Luego cortaron, pero nunca supe la razón. No es de la Veta. Vive cerca de la plaza y su ropa ha cambiado por completo a como la recordaba. Vestía como la mayoría de las chicas de aquí. Pero ahora lleva una falda bastante por encima de las rodillas y una camiseta con algo de escote, que no es muy común en este distrito. Nunca hemos mantenido una conversación muy larga, pocas veces han ido más allá de saludarnos. Tiene dinero, bastante más que la mayoría de nosotros. La verdad es que siempre ha sido muy reservada y casi nunca hablaba. No parece la misma persona que era hace apenas un año, no la reconozco.
-Cony- digo fingiendo una sonrisa.
-Así es- y, dicho esto, me planta dos besos, uno en cada mejilla. Aunque el segundo me da la impresión de que ha caído demasiado cerca de la comisura de mis labios. Acto seguido se da la vuelta justo delante mía. Su pelo casi me roza la cara y hasta mí llega un aroma dulce. No recuerdo haberlo olido nunca. Muevo la cabeza para desprenderme de su perfume, que sube hasta mi cabeza, y me reúno con ellos.
Pasamos la tarde entre bromas y risas. Hacía tiempo que no me iba con ellos, así que me ponen al tanto de todo. Luego, me preguntan el por qué de mi ausencia estos dos días, y les digo que tuve una extraña fiebre, pero no entro en detalles.
De vez en cuando, descubro a Cony mirándome fijamente, como intentando averiguar algo. Cuando ve que me he dado cuenta, en vez de apartar la mirada, me mira de forma aún más intensa y deja asomar una pequeña sonrisa en su boca. No sé por qué, pero no me gusta el cambio que ha dado. No es la misma. Entonces, Trevor me da un codazo y me devuelve a la conversación.
Cuando son las siete, casi todo el mundo se ha ido. Antes de marcharse, Cony se despide.
-Adiós Gale. Me alegro de volver a saber algo de ti. Déjate ver más a menudo, eh.
Asiento y se va.
De vuelta a casa, Trevor me acompaña.
-Te lo has pasado bien, ¿verdad?
-Sí, hacía mucho tiempo que no pasábamos una tarde juntos.
-Y tanto... ¿Has visto a Cony? ¡A que está cambiada!
-No sé, supongo- miento, aunque sencillamente, no me apetece perder el tiempo hablando de ella.
-Está tremenda. Hace apenas un año era una chica muy callada y ahora. . .
-¿Ahora qué?
- Pues que es de las chicas más atractivas del 12 Gale. Es muy caprichosa, todo lo que quiere lo acaba consiguiendo. Hasta los chicos- me mira esperando una reacción, pero al ver que no llega, prosigue- El mes pasado estuvo con tres, entre ellos yo- dice orgulloso-. Quien sabe, a lo mejor eres tú el siguiente.
-¿Yo? ¿Por qué?
- No sé. Esas miraditas antes, en el caserón, son algo sospechosas. Aunque a lo mejor me equivoco.
-No tienes ni idea- digo sacudiendo la cabeza y nos despedimos.

No puedo creer lo que me acaba de decir. Yo nunca le haría una cosa así a Katniss. Aunque no fuésemos más que amigos, yo estaba enamorado de ella. Lo estoy ahora y no tengo pensado cambiar de opinión en mucho tiempo. Con ella era realmente feliz y ninguna chica va a ocupar jamás su lugar, y mucho menos la primera que vea que, al parecer, tiene a los chicos como un reto y cuando los consigue los deja y se olvida de ellos. Es arrogante y mira a la gente por encima del hombro. No piensa más allá de ella y de sus caprichos. Es el polo opuesto de Katniss.

Katniss. . .
La echo tanto de menos. Sus ojos, su risa, su pelo, su forma de hablar, de caminar, de cazar. . . Añoro nuestras conversaciones despotricando contra el Capitolio, nuestros momentos en silencio mientras cazábamos. Ahora más que nunca tengo presente aquel abrazo en el Edificio de Justicia. El primero y quizá el último. No la tendría que haber soltado. Me gustaría haber podido parar el tiempo allí, en aquel abrazo, y hacerlo eterno.
Ya cerca de mi casa me encuentro a Prim.
-Hoy publicarán las puntuaciones- me dice.
-Ya, ya lo sé. Iba a casa para no perdérmelas- le respondo, sonriendo.
Entro en mi casa y mi madre me recibe con una gran sonrisa. Sus perfectos dientes alineados resplandecen a la luz del atardecer.
-¿Qué tal te ha ido la tarde?
-Muy bien. Hacía mucho que no quedábamos y me han puesto al corriente de todo.
Después de cenar, encendemos la tele. Es de las pocas veces que tenemos electricidad. Caesar Flickerman, el presentador del Capitolio que se encarga de lo relacionado a los Juegos del Hambre. Cuando se dispone a decir las notas del primer tributo, recuerdo la hoja con los nombres de los tributos de este año. Voy corriendo a por ella y llego justo a tiempo para anotar lo que ha recibido el tributo del 1. Los profesionales sacan entre un ocho y un diez, mientras que los demás rondan alrededor del cinco, excepto Rue, la chica del 11 que obtiene un siete. Es una nota bastante alta teniendo en cuenta su edad y el distrito del que viene.
Le toca el turno a Peeta Mellark, que curiosamente obtiene un ocho. Parece que al chico se le da bastante bien algo. Entonces llega el turno de Katniss. Cruzo los dedos con fuerza y veo el resultado obtenido.
¡Once!
Me quedo con los ojos como platos, mirando a la pantalla por si hay algún error. Es cierto que es buena, pero ha sacado incluso más que los profesionales. Seguro que los ha dejado a todos boquiabiertos.
-Así me gusta- susurro para mi interior y sonrío.

martes, 24 de abril de 2012

Capítulo 8


Mi madre entra varias veces a cambiarme el paño húmedo y me da una vez más la medicina para la fiebre. Cuando llega la hora de la cena no tengo hambre. Antes de dormirme, mis hermanos vienen a mi habitación.
-Hola Gale, ¿estás mejor?- pregunta Posy con su vocecita aguda.
-Oh, sí. Mucho mejor. Gracias por preguntar, pequeña.
Me sonríe y me da un beso en la frente. Luego se va corriendo hacia el comedor.
-Oye Gale, tu amigo Trevor me dijo que te recordara que mañana iban a ir al caserón. Les haría ilusión que fueses.
No me hace mucha gracia que la gente hable con mis hermanos sin estar yo presente. Pero Trevor y yo fuimos muy amigos hace tiempo, incluso íbamos con frecuencia el uno a la casa del otro así que se ganó la confianza de mis hermanos. Prefiero que sea él el que hable con ellos.
-Pff... no sé yo si voy a poder ir eh. Pero dile que gracias de todas formas.
Se marchan y me vuelvo a dormir. Paso la noche inquieto y no dejo de dar vueltas en la cama. Duermo muy poco y, el tiempo que estoy dormido, tengo sueños muy agobiantes de los que no me acuerdo de nada al despertar.
Sigo bañado en sudor así que decido abrir la ventana. El aire me refresca y me permite respirar, pero necesito más.
Podría salir por la ventana, ya que está a apenas metro y medio del suelo, pero no me fío de mi recién adquirida torpeza y decido salir por la puerta.
Mientras atravieso la casa, intento no hacer ruido mientras vigilo que mi madre y mis hermanos no me vean, pero están profundamente dormidos.
Abro la puerta y la cierro muy despacio.
Sentir en viento en el resto del cuerpo me relaja. No es muy frío, pero en contacto con mi alta temperatura corporal hace que me sienta realmente bien. Aliviado.
Miro la calle. No hay nadie. Supongo que serán algo más de las tres de la madrugada. Comienzo a andar por las calles de la Veta. No sé como, pero me encuentro de frente con la casa de Katniss. Me asomo a una de las ventanas y veo a Prim y a su madre durmiendo. Buttercup, su gato, me mira y me lanza un bufido, pero le hago un gesto para que se calle y, tras dar dos vueltas, se tumba al lado de Prim y cierra los ojos.

Me quedo allí, mirándolas dormir. Me siento bajo su ventana y empiezo a pensar en ella. Solo espero que le vaya bien en los entrenamientos y que les demuestre de lo que es capaz.
Sé que ahora estará rodeada de lujos. Rodeada de cosas que seguro que yo no conoceré nunca, y por una parte me alegro. Tampoco le faltará comida. Cuando salga a la arena lo hará con algunos kilos más que la última vez que la vi y eso le vendrá bien. Ya se ha ganado a algún patrocinador pero necesita más. Sé que con su opinión personal acerca de la gente del Capitolio no le dará más, y perderá todo lo que ha conseguido hasta ahora. Así que tiene que fingir ser alguien que no es. A mí me  gusta tal y como es ella, sin cambios ni retoques, pero si la quiero tener aquí de vuelta, me da igual la clase de persona que finja ser.
Miro al cielo, todavía no ha amanecido. Decido quedarme un poco más. Luego regresaré a casa. Pero me quedo dormido sin darme cuenta.

-Mamá, es Gale- oigo lejos de mí.
Todavía estoy dormido, pero me llegan los sonidos de mi alrededor.
-Pero, ¿qué hace aquí?- siento una mano en mi frente, pero demasiado lejos de mí-. Tiene la frente ardiendo, pero el resto del cuerpo está helado.
Me gustaría moverme, abrir los ojos, pero las órdenes de mi cerebro no llegan al resto del cuerpo.
-Está tiritando. Tiene que llevar aquí gran parte de la noche. Echa de menos a Katniss mamá. ¿No le ves cuando llega a casa para darnos parte de la comida? Siempre está ausente y mira al fondo de la casa, como esperando algo. Y tal y como llega se va.
-Tienes razón hija. Estaban muy unidos. Ayúdame a levantarle, vamos a meterle dentro o se pondrá peor.
Las dos me cogen por debajo de los hombros y me llevan hasta el interior de la casa un poco a rastras.
Al momento estoy tumbado en una cama. Prim me zarandea el brazo.
-Gale despierta.
Intento moverme pero no puedo. Me pone algo bajo la nariz y, al espirar el olor que desprende, un hedor muy fuerte inunda mi pituitaria, me incorporo repentinamente y abro los ojos. Lo primero que encuentro es una foto de Katniss de hace unos años. Estoy desorientado.
-Menos mal, ya pensaba que no te despertabas- dice Prim.
Pero no consigo articular palabra. Todavía estoy con la mirada fija en la foto.
Prim se da cuenta y se pone en medio.
-Gale, ¿estás bien? ¿Me escuchas?
Reacciono y parpadeo unas cuantas veces antes de responder.
-Eh, sí. ¿Qué estoy haciendo aquí?
-Tú dirás, te hemos encontrado tirado bajo la ventana -pone cara de preocupación- ¿Qué hacías? ¿Tú también la echas de menos?

La miro a los ojos. Una lágrima asoma por uno de sus ojos y amenaza con caer, pero se la quito con el pulgar justo cuando se acerca a su mejilla.
-Shh. No llores ven- y la doy un abrazo-. Verás, salí a la calle porque tenía mucho calor y  fui dando una vuelta por la Veta. Entonces llegué a tu casa y miré por la ventana para ver si estabais bien. Me senté para descansar y me quedé dormido.
Me mira y repite la pregunta que me acababa de hacer.
-¿La echas de menos?
-Pues claro que la echo de menos. Mucho. Cada vez que voy al bosque me acuerdo de ella, en el Quemador, en el instituto... Cada vez que veo volar a los pájaros. Hasta cuando te veo a ti.
-Lo siento.
-No pasa nada, eres lo más cercano a ella que hay en muchos kilómetros a la redonda.
-A mí también me recuerdas a ella.
-Pues ya sabes, cada vez que estés mal búscame, ¿vale?- le digo sonriendo.
-Vale, lo mismo digo- y me devuelve la sonrisa- Tómate esto y te sentirás mejor- me deja una infusión en la mesilla y se marcha.
Me la tomo y me quedo ahí sentado.
Entonces escucho pasos que vienen apresurados hasta donde estoy.
Abren la puerta y distingo a mi madre, que viene corriendo hasta la cama.
-¡Hijo!- exclama y me rodea con sus delgados brazos- Pero, ¿dónde te habías metido? Me tenías muy preocupada, ya pensaba que...- se le quiebra la voz, se echa sobre mí y empieza a llorar.
-Mamá tranquila. Estoy bien. Estoy aquí.
-¿En qué se supone que estabas pensando? ¿Tú sabes el susto que nos has dado?
-No lo sé, tenía fiebre y salí a que me diese el aire. Luego desperté aquí. Lo siento, de verdad - digo realmente arrepentido.
-Gale - me mira a los ojos- ella está bien, se sabrá cuidar y lo sabes. Es una auténtica superviviente. Tiene posibilidades de ganar, por lo menos más que otros.
-Lo sé.

Cuando la fiebre ha desaparecido, nos vamos a casa, no sin antes darle las gracias a la madre de Katniss por todo lo que ha hecho por mí.
Son casi las doce, por lo que me quedo el resto de la mañana en casa y ayudo a mi madre con sus cosas. Cuando llega la hora de que mis hermanos salgan, me voy al colegio a buscarlos.
Cuando los veo vienen corriendo y me preguntan que dónde he estado. Prim, que está con nosotros, les dice que fui a ayudarla a hacer una cosa para su madre. Sin que los demás se den cuenta, me guiña un ojo.
La dejamos en su casa y nos dirigimos a la nuestra.
Como bastante bien. Espero a que la fiebre vuelva a aparecer, pero parece que no va a molestarme más por el momento. Al sentir las fuerzas renovadas, voy a coger mi saco de caza para irme al bosque.
-Gale, hijo, solo un día más, ¿vale? Mañana volverás al bosque- al ver mi cara de resignación añade algo más- Ve con Trevor y los demás si quieres. Te vendrá bien estar en compañía de otras personas.
-Bueno vale- le digo y sonrío.
Me doy una ducha rápida para eliminar los restos de cansancio que ha dejado la fiebre. Me pongo la ropa y me despido.
Andar me sienta bien. Estiro músculos y ejercito las articulaciones. Estoy como nuevo. Poco antes de llegar al caserón ya escucho sus voces y sus risas. Me llegan buenos recuerdos.

Cuando estoy casi en la puerta, Trevor viene corriendo hacia mí, alegre.
-¡Mirad! ¡Pero si es Gale! Sabía que vendrías, no te podías resistir a mi invitación.
-No hagas que me arrepienta tan pronto- bromeo.
Pone los ojos en blanco y me dirige hasta el interior.
La verdad es que hace mucho tiempo que no vengo aquí. Han quitado las piedras y maderas que había en medio y han dejado un amplio espacio en el que ahora están todos. Los de siempre.
Parece que se alegran de verme de nuevo allí y vienen a saludarme, incluso me cae algún que otro abrazo.
La última en saludarme es una chica alta, delgada, rubia y de ojos verdes. Se acerca despacio mirándome directamente a los ojos. Me sigue sosteniendo la mirada, provocativa y me lanza una sonrisa del mismo modo.
-¡Hombre! ¡Pero si es nada más y nada menos que el mismísimo Gale Hawthorne! Te daba por desaparecido- se detiene a escasos pasos de mí y me escruta de arriba a abajo para después volver a posarse en mis ojos- ¿Qué pasa, ya no te acuerdas de mí?

lunes, 23 de abril de 2012

Capítulo 7

Bueno pues aquí os dejo el capítulo siete :) Estos días no he podido escribir nada y es verdad que tampoco es que sea muy largo pero intentaré subir más de ahora en adelante.




Al entrar, mi madre nos recibe con una amplia sonrisa y, cuando Vick le enseña el dibujo que hizo en clase, estalla en carcajadas. Me hace un gesto con la mano para que vaya y nos da un abrazo a todos, tal y como sale en el dibujo, aunque todos están de acuerdo en que me falta la falda.
Durante la comida no dejo de pensar en Prim y en si nos habrá visto o no. Sigo sintiéndome culpable. Queda apenas una semana y media de clases y, es probable que le quede menos tiempo aún a Katniss.
Sé que tiene amigas, pero en estos momentos no quiere estar con nadie que no sea Katniss, como yo.
Mientras estoy inmerso en mis pensamientos ya son más de las tres. Ayudo a recoger y poner todo en orden y me encamino hacia el bosque. No es solo por el hecho de que tengo que cazar, es más, lo que me empuja al bosque son mis pensamientos. Necesitan un sitio tranquilo en el que poder corretear a sus anchas por mi cabeza.
-Me voy- Digo y cierro la puerta.
Quizá sea una forma demasiado brusca de irme, pero lo necesito.
Cuando me doy cuenta estoy corriendo hacia la alambrada, pero mi vista se cruza con la de la niña con la que tropecé hace dos días y recuerdo la escena y el por qué de aquella carrera, tan distinta de la de ahora. Antes buscaba estar con ella, ahora busco estar yo solo.
No debe ser muy difícil, es más, antes de conocernos en el bosque, cazaba yo solo y nunca me sentí mal. Supongo que ahora será como regresar a aquella época, pero sé que su recuerdo tardará bastante en ocupar un segundo plano.
Al llegar al bosque cojo mi arco y el carcaj con las flechas. También monto algunas trampas.
En media hora han caído un par de ardillas y he recolectado varias bayas y unas cuantas verduras.
Cuando me voy hacia el lago para pescar, dos perros salvajes vienen corriendo hacia mí.
No me lo pienso dos veces y salgo corriendo hacia los árboles. Les llevo ventaja, pero no suficiente. Todos los árboles que hay a mi alrededor son demasiado finos, por lo menos para mí.
Me ato como puedo lo que he conseguido a la cintura, no tengo la intención de perderlo todo ahora. Me echo el carcaj y el arco al hombro y corro hasta llegar a un árbol lo suficientemente ancho para aguantar mi peso y poder subirme a el. En cuando lo alcanzo salto a él. Justo a tiempo porque uno de los perros me ha alcanzado y se da de lleno con el árbol, lo que le deja bastante atontado.
No pierdo el tiempo. Subo hasta una rama cercana y me apoyo en ella. Desde allí, disparo al perro que se dio contra el árbol. Necesito dos flechas para rematarlo mientras que con el otro he necesitado cuatro.
Después del susto no tengo muchas ganas de seguir, pero voy al lago para pescar algún pez, luego ya podré volver a casa.
Cuando tengo pescados ocho peces me dirijo hacia el Quemador. Esta vez no he querido pasar por nuestro habitual punto de encuentro del bosque. En el Quemador Sae la Grasienta me agradece los dos perros salvajes y me da algo de dinero, dos docenas de huevos y un trozo de queso.
Parte de los peces y de las verduras me las cambian por un trozo de carne de mediana calidad y un poco de jabón.
Por último me dirijo a la panadería, donde cambio una de las ardillas por una hogaza de pan algo quemada.
No puedo evitarlo y nuestras miradas se cruzan. Me mira con cara de lástima.
-Lo siento, tendría que haberme presentado voluntario en vez de dejar a su hijo ir a la arena.
-No te preocupes. Sé que sabrá cuidarla lo mejor que pueda. Adiós hijo, me voy a atender a los clientes.

Cuando cierra la puerta todavía estoy mirándole, atónito. Me quedo así un rato. ¿Cómo que sabrá cuidarla? ¿Es que ha dado a su hijo ya por perdido? ¿A caso no intentará su hijo sobrevivir por todos los medios? Yo lo haría de no ser porque la persona que estaría a mi lado sería Katniss.
Y lo que más me ha impresionado ha sido ese "hijo". No tenemos la suficiente confianza ni mucho menos para que me hable de esa manera tan cariñosa. Supongo que le habrá salido solo porque echa de menos a su hijo.

Llego a la casa de Katniss y, como siempre, les doy la mitad de lo conseguido. A Prim se le iluminan los ojos un instante al ver tanta comida. La verdad es que el botín de hoy es bastante grande para haberlo conseguido una sola persona.
-Muchas gracias por molestarte por nosotras- dice su madre con una pequeña sonrisa.
-No es molestia. Lo hago encantado -respondo con toda la dulzura que soy capaz.

Regreso a mi casa, es bastante tarde. Como siempre, mi madre recibe encantada los alimentos y nos sirve la cena.
Estoy algo cansado así que me voy a dormir. Solo de pensar que mañana me tocará otro día de instituto me hace que mis párpados caigan.
Nada más acostarme, caigo rendido. Pienso en que quizá tenga otra noche libre de pesadillas, pero es todo lo contrario.
Cada pesadilla es peor que la anterior, pero en todas veo morir a Katniss de cien maneras distintas. En una de ellas, el propio Peeta Mellark se encarga de aniquilarla de la forma más cruel posible y veo al anciano panadero diciendo las mismas palabras que me dijo esta tarde pero con un toque de malicia en la voz.
Por más que lo intento, no consigo despertar y, cuando lo consigo, me encuentro bañado en sudor y con la respiración muy agitada.
Mi madre viene a mi encuentro. Me pone la mano en la frente y me dice:
-Estás ardiendo, quédate en la cama. No puedes ir al instituto.
-Pero, ¿y los niños?
-Ya los llevo yo, no te preocupes. Ahora intenta descansar.
Me siento como un verdadero inútil aquí tumbado. Intento ponerme en pie pero me duele todo el cuerpo por la fiebre.
Mi madre regresa con un paño húmedo y me lo coloca en la frente.
-Gracias mamá- le digo e intento lanzarle una sonrisa.
Ella me la devuelve y se marcha con mis hermanos al colegio.
Cuando regresa, va con alguien al lado. Es la madre de Katniss. Me toma la temperatura y dice:
-Es solo una fiebre pasajera, te durará un par de días. Suele producirse cuando se está sometido a estrés o presión.
No puedo mirar a esa mujer a los ojos. Me siento culpable, aunque no tenga razón para serlo.
Después me da una mezcla de hierbas para que baje la fiebre y se marcha.
A la hora ya estoy bastante mejor. La fiebre casi ha desaparecido y solo estoy un poco cansado.
Mis hermanos vuelven y comemos un caldo con pequeños trozos de carne.

Como siempre, me voy a preparar para ir al bosque a cazar, pero mi madre se interpone en mi camino.
-Ya has oído a la señora Everdeen. Dos días de reposo.
-Ya pero mamá, tengo que ir a cazar.
- No digas tonterías. Tenemos comida de sobra por lo menos para unos cuatro días.
-Ya, pero ellas...
-Ellas también tienen. Me han dicho que te diera las gracias por lo que hacías por ellas y que están de acuerdo en que guardes reposo durante al menos un día. Hazlo por mí.
La miro a ella y a esa cara que me pone siempre que quiere que haga algo y no puedo llevarle la contraria.
-Y ahora descansa, ¿vale?
Dicho esto me devuelve a la habitación. Al cabo de un rato consigo dormirme. Pero las pesadillas vuelven, aunque con menos intensidad. Ahora solo la veo a ella, en medio de algún lugar. Mirándome a los ojos. Por más que intento alcanzarla no puedo, cada vez la veo más lejos y yo estoy más cansado.
Cuando me despierto me ha vuelto a subir la fiebre.

sábado, 21 de abril de 2012

Por fin el deseado día que todos estábamos esperando: 20.04.2012

Bueno ahora mismo hace apenas una hora que llegué a mi casa de ver la película y sencillamente me ha impresionado.
Media hora antes de entrar, me encontré a la salida del cine con una amiga que acababa de verla, y me dijo que le había gustado, pero que se esperaba mucho más. Cuando entré en la sala ya iba algo decepcionada, pero cuando empezó la película me quedé sin palabras. Estoy casi segura de que iré otra vez a verla.
Como en la mayoría de los casos, el libro es mejor que la película, ya que no pueden meter todos los detalles. Pero no les falta casi nada, aunque al principio hay una parte que no es demasiado fiel a lo que pasa en el libro. Aun así me encanta.
La historia entre Katniss y Peeta : PERFECTA.  Y lo único que me ha dado un poco de penita han sido las caras de Gale al ver los besos pero por lo demás está genial enserio.

Lo que más me sorprendió fue que, cuando se presenta voluntaria Katniss en la cosecha y cuando sucede lo de Rue, la mayoría (por no decir todo el cine) ha hecho el saludo del Distrito 12. Así que, como pensaba que la mayoría de la gente me miraría en plan "¿y esta qué hace?", me he sentido orgullosa de toda la gente que ha hecho el saludo, porque imagino que la mayoría se habrían leído el libro. También destacar a un grupo de chicos de unos trece años que han llenado el cine de pancartas de la película con las frases más destacadas del libro.

Así que, para los que aún no habéis ido a verla os recomiendo que vayáis, no os decepcionará en absoluto.
Y aunque dura más de dos horas, por lo menos a mí se me han pasado volando y estoy deseando que estrenen ya En Llamas, aunque tocará esperar hasta el 22 de noviembre de 2013, pero estoy segura de que la espera merecerá la pena.

Por último, me gustaría que me pusieseis vuestra opinión sobre la película ya que, para gustos los colores :)

jueves, 19 de abril de 2012

Capítulo 6

Holaa !! antes de nada pediros perdón porque ayer no estuve en casa y no pude subirlo. Mañana ya el gran dia ! por lo que probablemente no pueda subir ningún capítulo, pero aún así lo intentaré.



Sueño que estoy con ella. Con Katniss. En el bosque. Juntos. Disfrutando y riendo, como siempre. Cuando me despierto hago lo que puedo para volver a sumergirme en ese precioso sueño, pero todos los esfuerzos son en vano. Al final me rindo y me levanto. Tengo que ir a clase, pero todavía es muy pronto.
Me levanto despacio y me pongo lo primero que veo en el armario, tampoco hay gran cosa entre la que elegir.

Cuando estoy preparado y he desayunado llamo a mis hermanos, menos a Posy, que es demasiado pequeña todavía.
Aunque mis hermanos entran una media hora más tarde que yo, siempre me ha tocado llevarlos al colegio ya que mi madre, que se encarga de limpiar la ropa de la gente de la Veta y del resto del distrito y no tiene tiempo para llevarlos.
Les llamo, pero no se despiertan. Tras varios intentos sigo sin respuesta, por lo que los cojo, les llevo a la cocina y les siento a cada uno en su respectiva silla. Me parece un poco cruel pero, al no hallar respuesta después de tantos intentos pierdo la paciencia y dejo caer una cacerola al suelo. El sonido hace que salten de sus sitios y se despierten, sobresaltados.

Intento contenerme pero no puedo, una gran carcajada sale desde lo más profundo de mi garganta y me río tanto que me duele la tripa. Mis hermanos me miran, primero extrañados y luego, cuando se han dado cuenta de lo que ha pasado, con cara de pocos amigos.
-Ja, ja. No tiene gracia -dice Rory.
-¿Ah no? Claro, es que no os habéis visto. Desde luego, os asustáis por nada eh -respondo, todavía soltando pequeñas risas de vez en cuando.
-¿No te da vergüenza meterte con unos niños indefensos mucho menores que tú? -dice con una pena fingida, al igual que su expresión.
Arqueo las cejas y le miro fijamente.
-Dejémoslo que ya bastante pena das a lo largo del día- respondo con un toque divertido en la voz.
Mi hermano pone cara de indignación y empieza a desayunar. Durante nuestra breve charla, Vick casi ha terminado.

Tenemos tiempo de sobra pero, si nos entretenemos demasiado, llegaré tarde.
Rory intenta hacer el desayuno lo más largo posible, en venganza por mi golpe bajo. Para vestirse lleva el mismo paso así que finjo que cojo a mi hermano y me voy al colegio. Le esperamos en la puerta, agachados bajo la ventana para que no nos vea. Dentro se escuchan pasos veloces y enseguida sale por la puerta chillando mi nombre, a lo que le respondemos con un susto tan grande que se cae de culo.

Vick y yo empezamos a reír y Rory, al ver el ridículo que ha hecho, se pone de pie rápidamente, pero no se resiste y también se ríe.
El camino hacia el colegio nos lo pasamos hablando y riéndonos todavía de la manera que han tenido de despertarse y del susto que le dimos a Rory. Él también bromea con el tema. Pensaba que estaría más enfadado.
Llego a su edificio y les dejo en la puerta, junto con otros muchos niños que llegan antes por motivos parecidos al mío. Me dirijo a mi edificio, al lado del suyo.

No es muy lujoso, es más, está bastante deteriorado por el paso de los años. Las aulas están divididas por edad. El edificio tiene tres alturas y mi clase está en la más alta. Desde los seis hasta los once años, tus clases están en el edificio en el que estudian mis hermanos, algo mejor conservado que éste, en el cual permaneces desde los doce hasta los dieciocho años. Es mi último curso y ya estamos en la cuenta atrás. Dentro de poco tendré que empezar a trabajar en las minas de carbón, como mi padre y mi abuelo. Aunque mi padre murió ya hace años, todavía no lo he superado del todo, no lo suficiente como para empezar a trabajar en el mismo lugar en el que él murió. Pero otro futuro es prácticamente imposible para mí. La mayoría, por no decir todos, los chicos de la Veta están destinados a trabajar allí. Las excepciones son pocas, entre ellas está el haber ganado los Juegos, trasladándote a la Aldea de los Vencedores y viviendo allí de la buena vida, como Haymitch. Pero desde que ganó él, hace veinticuatro años, no ha habido ningún vencedor en nuestro distrito. Por lo que sé, yo ya nunca optaré a ser el vencedor de los Juegos, ya que hoy ha sido el último año que me enfrentaba a la cosecha, así que mi futuro está en las minas.

Al entrar en clase, la gente que ya ha llegado me mira y me saluda tímidamente y, la que va llegando, me mira con cara de lástima. Me siento demasiado incómodo pero una huida ahora mismo no sería lo más apropiado, además, seguro que todos estarán esperando mi reacción. Como todos los años, después de la cosecha, el profesor recuerda el día y da el típico discurso sobre lo que pasó en los Días Oscuros. Decido quedarme y ver qué pasa.

A los cinco minutos entra el profesor. Es mayor, por no decir bastante viejo ya que le dio clases a mi madre cuando tenía trece años. Lleva la misma ropa de siempre. Formal pero desgastada. En la mano lleva un maletín de piel, algo lujoso para el distrito en el que estamos, pero los años le han pasado factura. Está roto por una de las esquinas y el cierre se le ha partido. No me puedo imaginar cuántos años lleva este hombre con el mismo maletín. La piel es buena, y es difícil que se deteriore tanto como se le ha deteriorado a este señor.
-Buenos días- saluda-.Siéntense por favor.
Llevo sentado en mi pupitre desde que entré por la puerta, inmerso en mis pensamientos. Pero la mayoría de la clase está agrupada alrededor de alguna silla o de pie, junto a la pared, contando últimas noticias o hablando de cosas sin importancia.
Todos regresan a sus respectivos asientos. Mi sitio está a la izquierda, cerca de la pared y algo al fondo de la clase.

Como de costumbre, el profesor al decir esta frase se va, aunque ninguno sabemos dónde. Tarda apenas dos minutos y, cuando entra por la puerta, todos nos ponemos de pie. Es como una forma de respeto hacia su persona, pero lo veo absurdo. Cuando se sienta, todos hacemos lo mismo y empieza el discurso.
-Como todos sabéis, hace dos días fue la cosecha y dos de nuestros ciudadanos de entre doce y dieciocho años fueron elegidos como tributos para los Juegos del Hambre. Me alegra ver que ninguno de los aquí presentes fue elegido y les felicito por haber cumplido con sus siete años de cosecha tal y como debe ser. Los tributos de este año han sido de la misma edad. Sus nombres son Peeta Mellark y Katniss Everdeen- al pronunciar el nombre de Katniss siento la típica punzada que llevo sintiendo desde que se marchó y toda la clase, incluido el profesor, me miran como esperando una respuesta, mi inminente huida.
Yo permanezco impasible, con la mirada al frente. Como otros muchos años imagino que la gente habrá hecho pequeñas apuestas entre ellos ya que, la mayoría de las veces, alguien es muy amigo o familiar del tributo elegido.
Compruebo que mi pensamiento es cierto cuando veo por el rabillo del ojo cómo Seth, un chico bajo y delgado de mi clase, lanza una sonrisa a su compañero de delante, Landors, que le lanza una mirada fulminante y le pone algo en la mano, que no llego a ver. Tampoco me interesa.

-Bueno, les deseamos toda la suerte a nuestros tributos y que gane el mejor. Algunos os preguntaréis cómo empezaron estos Juegos, quiénes fueron nuestros primeros tributos... -no, nadie se lo pregunta, lo sabemos de sobra desde que entramos en este colegio-. Bueno, pues nuestros primeros tributos fueron Melisa Cresta y Liam Everdeen- esto es nuevo, nunca nos habían dicho los nombres de los primeros tributos. Al parecer hace setenta y cuatro años otro Everdeen pisó la arena, quizá por eso lo recuerden hoy-. Que fueron elegidos después de los Días Oscuros para...- desconecto, lo único nuevo que tiene este discurso son los nombres, que quizá ni siquiera sean esos. Estoy cansado de escuchar siempre lo mismo. De verdad me gustaría salir de esta clase, quedarme vagando por los pasillos. Pero no porque no pueda escuchar cosas sobre Katniss, sino porque estoy cansado de la misma historia de todos los años. Por mis oídos ya han pasado veintiséis nombres de tributos, dos por cada año en la escuela. Y podría repetir lo que está diciendo el profesor en estos momentos casi a la perfección.
Miro por la ventana y veo el mismo ambiente de siempre. El aire de las calles impregnado por el hollín procedente de las minas. Algunas mujeres comprando. Un niño que se cae y echa a llorar. Una madre corriendo detrás de su hijo, de unos tres años que corretea hasta el final de la calle persiguiendo a un gato...

La clase termina pero no me doy cuenta.
-Eh, Gale -dice Trevor, un chico de la Veta al que se le podría considerar mi amigo.
-Eh, Trevor -contesto con desgana.
-Mira, Larry y los demás vamos a salir a dar una vuelta pasado mañana hasta el caserón abandonado que hay cerca de la alambrada. ¿Te apuntas?
Aunque la mayor parte de mi vida giraba en torno a Katniss, también tenía amigos aparte de ella, aunque ninguno de ellos superaba la amistad que existía entre nosotros.
Antes, solía irme con ellos al viejo caserón abandonado. Está tan deteriorado que me apostaría lo que fuera a que no aguantaba más de cinco o seis pedradas sin derrumbarse. Pasábamos buenas tardes allí, nos reíamos mucho... No es que hayamos discutido ni nada por el estilo. Es más, me hacen pasar momentos geniales en clase. Pero cuando descubrí lo que sentía por Katniss solo era capaz de pensar en ella aunque estuviese con Trevor y los demás. Así que me fui distanciando de las salidas y poniendo escusas tontas para irme con Katniss en vez de con ellos. Supongo que ahora quieren que vuelva a ser como antes.
-Lo siento, no me apetece mucho- digo sin mirarle a la cara.
-Oh, no pasa nada. Lo entiendo. Otra vez será.
Se marcha y entra otro profesor.

No hago demasiado caso a las siguientes horas de clase. Al fin llega la hora de salida y me dirijo lo más rápido que puedo hasta el edificio de al lado a por mis hermanos.
Los encuentro jugando con un amigo suyo, aunque siempre me olvido de su nombre.
Al verme vienen corriendo hacia mí con una sonrisa en la cara. Imágenes como esta son las que me dan fuerza para salir adelante día a día y no estancarme.
-¿Qué tal el día chicos? -les pregunto, algo entusiasta.
-Tan aburrido como siempre- responde Rory. Sé que en su frase ese <<como siempre>> está fuera de lugar. En realidad, sólo se aburre los días como hoy, después de la cosecha.
-Yo he hecho un dibujo- me dice Vick, con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro-. Mira.
Me lo extiende y lo cojo para verlo mejor. Es un dibujo de los cuatro. Mi madre, Posy, Rory, Vick y yo. Todos sonriendo y abrazados.
-Es realmente bonito -le digo-. Pero, perdona, yo no estoy tan gordo y... no llevo falda- le digo con el ceño fruncido, pero con una mueca divertida.

Rory y Vick empiezan a reír y chocan la mano. Estoy patidifuso y la confusión se lee a la perfección en mi rostro. Me miran y se ríen aún más.
-Te teníamos que devolver lo de esta mañana. La próxima vez nos despiertas como es debido, ¿está claro? - me dice Vick intentando aparentar un tono serio, pero la risa se lo impide.
-Os despertaré así todos los días además, creo que tendré que probar a ponerme faldas. Me sientan realmente bien - y hago una pose ridícula intentando parecer atractivo.
Entonces los tres nos miramos y comenzamos a reír a carcajadas. Una señora de unos cincuenta años nos mira con cara de amargada y susurra:
-Desde luego, que pena de juventud.
Sigue andando y Rory le hace una mueca a las espaldas mientras repite su frase imitándola. Se le da realmente bien. Seguimos allí, parados, riendo hasta que me doy cuenta de que no llegamos a tiempo para la comida.
Les miro y salimos corriendo los tres en dirección a casa. Por el camino diviso a Prim a lo lejos y me paro en seco. No me ha visto pero me siento culpable. Yo aquí. Feliz. Con mis hermanos. Y ella añorando a su hermana, que está en el Capitolio y que en pocos días luchará a muerte con otros veintitrés chicos.
Mientras pienso en todo esto ya he llegado a casa.

martes, 17 de abril de 2012

Capítulo 5

Ya tenéis el quinto capítulo. Recordad que sólo quedan tres días ! :D 







Llego a casa y mi madre recibe con ilusión los nuevos alimentos. Prepara la comida y nos reunimos los cinco alrededor de la mesa de la cocina.
Ayer no cené y hoy no he comido nada hasta ahora, así que intento comer algo, aunque la cantidad no es muy grande ya que tengo el estómago cerrado.
Mientras comemos Vick nos cuenta algo sobre un gato que se subió a un tejado y que él le hizo bajar de alguna forma que desconozco, ya que estoy como ausente. Termino de comer y lo recojo todo, la verdad es que no me he dado cuenta de nada de lo que ha pasado durante la comida ya que, cuando vuelvo al mundo real están todos riéndose, todos menos yo.
Ver así a mi familia me recuerda que, por ahora, no me voy a tener que separar de ellos por culpa de los Juegos, aunque todos son más pequeños que yo, por lo que podrían salir elegidos cualquier año.
Ahora mismo, ellos son lo más importante para mí, pero solo dentro del Distrito 12.
Ahora mismo, la persona que más me importa va camino del Capitolio, si es que no ha llegado ya. Por fin esta noche tendré la oportunidad de verla, aunque estoy algo preocupado por la vestimenta que la harán llevar. Los trajes elegidos todos los años para nuestro distrito no es que hayan sido muy bonitos que digamos. La mayoría han sido un tanto ridículos. Pero me da igual, Katniss estará preciosa de cualquier manera, eso lo sé. De pronto se me viene la imagen de la cosecha, cuando la vi con ese precioso vestido azul. De no haber sido por el momento en el que estábamos, se me habría caído la baba sin duda.

Voy a la habitación. Ha sido un cúmulo demasiado grande de sensaciones y estoy cansado. Me tumbo en la cama y al instante me duermo. No sé cuanto tiempo estoy dormido, el caso es que cuando me despierto estoy mucho mejor. El cansancio ha impedido que me invadan las pesadillas, así que se puede decir que he tenido un sueño bastante tranquilo. Cuando me incorporo para levantarme, mi madre entra en la habitación con una pequeña sonrisa en la cara. Le devuelvo la sonrisa, esta vez no es forzada ni mucho menos, la siesta me ha sentado genial.
-¿Qué hora es? -pregunto, desorientado.
-Algo más de las siete.
¿Algo más de las siete? ¿Como he podido dormir tanto? Lo último que recuerdo es que cuando me acosté eran las dos y media, hoy habíamos comido algo antes de lo normal. A una siesta de cinco horas no se le puede llamar siesta, entre diario, por las noches, duermo algo más, pero muy poco.

-Toma, come algo. Antes no has probado la comida apenas.
En sus manos me trae una rebanada de pan untada con queso de cabra. Me acuerdo de aquella mañana en el bosque, que ahora veo tan lejana, cuando sólo hace un día que la vivimos.
Antes de que me de tiempo a pensar algo más, mi madre me recuerda algo.
-Tómatelo rápido, Prim ha venido a recordarnos que la ibas a acompañar a la plaza a ver el desfile. Menos mal que ha venido ella a recordárnoslo, porque no me habías dicho nada.
-Gracias -le digo por la comida-. Ah, es verdad. No me acordé de decíroslo, lo siento.
-No pasa nada cielo -dice acariciándome el pelo.
Después se marcha y me tomo la rebanada de pan, no es como la de ayer, de panadería. Es la que se hace en la Veta con los cereales.
Me lo termino enseguida y voy a cambiarme. Antes, me permito el lujo de darme una ducha, de agua fría, como siempre. No es que quiera arreglarme para ir a verla, porque ella no me verá, está a miles de kilómetros de aquí. Tengo la sensación de que los últimos días los tengo pegados a la piel como lapas, por lo que pienso que, al darme una ducha, todas las emociones y los recuerdos que me atormentan se marcharán por el desagüe.

Tras la ducha me siento bastante mejor. Es cierto, el peso que sentía encima se lo ha llevado el agua.
Me visto con una ropa más o menos aceptable y me peino. Cuando salgo, toda mi familia me está esperando en la puerta. Como no se bien si tengo que ir a recoger a Prim y a su madre a su casa, les digo que me esperen un momento, que voy a por ellas, pero nada más echar a andar las veo que van en dirección a mi casa.
Prim me lanza una sonrisa tímida y yo se la devuelvo. Cuando estamos los siete, emprendemos camino hacia la plaza. Al llegar no hay casi gente, y la que hay nos abre paso hasta el centro, para que lo veamos mejor, al fin y al cabo entre nosotros se encuentran su hermana y su madre.
Conforme va pasando el tiempo, la plaza se llena cada vez más de gente y, al cabo de hora y media, está a reventar. Agradezco de veras que aquellas personas nos dejasen colocarnos aquí, donde las vistas son espléndidas.
-Mamá, ¿falta mucho para ver a Katniss? -pregunta Rory, impaciente. Es la primera vez que escucho su nombre desde que se fue. Siento una pequeña punzada en el pecho y Prim, que está agarrada de mi mano, tiene la misma reacción y me aprieta la mano. La miro como diciéndola que no pasa nada y relaja la presión de su mano.
-No, tranquilo, pronto empezará.
Pero los niños, como todos sabemos, son demasiado impacientes y a los cinco minutos empiezan a correr y a jugar entre ellos. Me doy cuenta de que Prim y su madre están presentes, y no creo que tengan el cuerpo para fiestas así que con tono serio y firme les ordeno que paren.
-Oh, no pasa nada. Seguid jugando si queréis -dice la madre de Katniss, con un toque de nostalgia en la voz.
Si yo lo estoy pasando mal, no me quiero imaginar como lo estará pasando ella. Menos mal que los juegos de mis hermanos son interrumpidos por el himno del Capitolio, que suena en los altavoces situados por todo el perímetro de la plaza y veo su sello plasmado en la gran pantalla que hay frente a nosotros.
Al principio sale gente hablando, recordando algunas de las cosechas, entre ellas las de nuestro distrito. Todos vemos lo que dicen, la mayoría expresiones de lamento por Prim, pero me alegra oír como hablan de Katniss y del coraje que tiene.
Después de una larga charla entre ellos, empieza el desfile y las primeras carrozas empiezan a aparecer. Las cámaras van una a una, comentando los trajes y los tributos. veo a Prim alargando el cuello para poder ver la pantalla lo mejor posible y me doy cuenta de que ella también quiere ver a su hermana. La subo en brazos para que pueda ver lo mejor posible mientras me pregunto que traje le habrá tocado llevar este año.
Mientras sostengo a Prim en brazos, una de sus manos sigue agarrada a la mía. Vemos salir al Distrito 11 y nos preparamos para verla de nuevo.

Es entonces cuando anuncian la llegada del Distrito 12.
La veo. y de repente veo como su traje empieza a arder. Prim suelta un grito ahogado y yo le aprieto la mano, preocupado por verla salir ardiendo en directo. Pero ella no reacciona al fuego y me doy cuenta de que está a salvo. Su hermana y yo nos relajamos y me fijo en ella.
No lleva espesas capas de maquillaje, como otros tributos. Es más, está casi al natural. Pero está cambiada. Sacan un primer plano de su cara. La han arreglado las cejas, pero está preciosa. El traje es precioso también. Y el fuego realza todas y cada una de sus facciones.
Parece que en el Capitolio ya hay un favorito, porque todos empiezan a gritar su nombre y el de su compañero. Es entonces cuando me fijo en el. Va vestido exactamente igual, con la misma capa en llamas.
Las cámaras enfocan a todas las carrozas, pero en especial a la del Distrito 12, mientras los comentaristas alagan el trabajo de los diseñadores.
Miro la carroza y me percato de que Peeta Mellark y ella están cogidos de la mano. Miro fijamente la unión de sus manos y que son los únicos que parecen unidos. Los demás tributos están distantes entre sí. Supongo que será una estrategia para llamar la atención, pero no puedo evitar ponerme celoso.
Peeta y Katniss cogidos de la mano, exactamente igual que Prim y yo ahora. Tengo un impulso de soltarle la mano, pero lo veo un acto infantil y continuo mirándola, única y exclusivamente a ella. Hasta dentro de cuatro o cinco días no la volveré a ver, cuando le hagan la entrevista la noche antes de los Juegos.

Llegan al Círculo de la Ciudad y el presidente Snow les da la bienvenida. Tras un discurso del que no hago caso porque todavía estoy observándola, suena el himno y se dirigen al Centro de Entrenamiento, donde desaparecen después de cerrar las puertas.
Los comentaristas hablan sobre todo de los tributos del Distrito 12 y aseguran que ya han tenido que conseguir a una rica persona del Capitolio que les patrocine. Siguen repitiendo el desfile y nos quedamos hasta que la gran pantalla se apaga. Mis ojos no dan crédito a lo que acaban de ver. Dejo a Prim en el suelo y, tras despedirnos, cada uno nos vamos a nuestras respectivas casas.

Ceno verduras y un poco de pavo salvaje. La comida me entra mejor de lo que esperaba y, tras darnos las buenas noches, nos acostamos. Me duermo pensando en los posibles patrocinadores que habrá conseguido y sueño con ella. Mi chica en llamas.